teatro Heredia: Evento: Encuentro con nuestra historia octubre 2009
Escrito por Rosa Elba Pérez Hernández
Domingo, 20 de Septiembre de 2009
Generación XY es la generación de mexicanos (XY) y mexicanas (XX) nacida entre los años 1962 y 1979, que ha crecido y vivido entre permanentes crisis económicas, nunca ha conocido el país del que hablan los libros de texto de la SEP, pero que, afortunadamente, creció al ritmo de las canciones de Timbiriche... Aún no termina septiembre de 2009 y el Año del Bicentenario ya ha sido vapuleado antes de siquiera nacer.
¿Por qué? ¿Por qué causa tanta comezón cerebral, miradas desconcertadas, discursos exculpatorios y párrafos circulantes?
Ya es común escuchar largos silencios de ciudadanos haciendo cálculos y malabares con fechas:
-Oye... ¿y por qué Bicentenario?
-¡Ah, sí! Es que son 200 de la Revolución y 100 de la Independencia... No, ¿verdad...?
No me salen las cuentas...
-¿No eran al revés?-A ver... sí, en 1492...
- ¡No, ese fue Cristóbal Colón, que ni siquiera llegó a México, t...!-Entonces ¿se cuenta desde Hernán Cortés?-¡Sí, esa es... la Conquista... No, la Revolución, pero como sale la “revolución” zapatista, ya me confundí.
Esta es una transcripción verídica de una conversación entre profesionistas después de las once de la noche. Copas de tequila Bicentenario antes y después.Confusión, celebración, borrachera y cruda, todo alrededor del Bicentenario.Pero ¿en 2009 estamos en una cruda adelantada o rumbo a una borrachera de celebración?¿Por qué la polémica en contra de la celebración del Bicentenario? ¿Por los excesivos gastos en murales, cohetes de feria, eventos, etc., en medio de la crisis?Todo depende de para qué utilicemos el Bicentenario: para entender la cruda realidad de nuestra Historia o para celebrar y emborracharse con murales y fiestas.Una luz de explicación. Héctor Aguilar Camín y otros intelectuales latinoamericanos preparan en este momento ensayos sobre el estado de ánimo y emociones con los que los cuatro países que registran su respectivo Bicentenario, es decir, Perú, Argentina, Chile y México, reciben (o enfrentan) la celebración.
El estudio está en su punto de partida, pero Aguilar informa de las conclusiones entre los intelectuales:“Los ánimos nacionales de esos países, después de dos siglos de existencia, son la melancolía argentina, el aislamiento colombiano, la promesa chilena y el pasmo mexicano”.
En cuanto al “pasmo” de México, su estado de ánimo frente a su Bicentenario... el latín spasmus describe:“Admiración y asombro extremos que dejan en suspenso la razón y el discurso”; “rigidez y tensión convulsiva de los músculos” o “efecto de un enfriamiento que se manifiesta por dolor de huesos y otras molestias”.De eso se trata la “cruda”: no de los gastos excesivos en 2010 sino del espasmo ya identificado por muchos por la tensión entre privilegios y derechos, del dolor de la pobreza, de las molestias de la corrupción en México.
La comezón cerebral y miradas desconcertadas reflejan el estado de ánimo hacia la cuestionada celebración. Son las emociones encontradas que se despiertan al pensar en estos dos siglos de existencia de México.Si el resultado fuera negativo, ¿365 días para recordarnos el dolor?Tal vez una semana de efemérides (el cumpleaños de Pancho Villa, el número de campanazos que dio el cura Hidalgo, etc.) habría sido suficiente.
Pero no es justo enfrentar el subconsciente estado de ánimo nacional con bombos y platillos, carreteras o nuevos edificios.¿Borrachera o cruda? ¿Con las celebraciones olvidaremos la cruda de que en el pueblo de Corralejo, lugar de nacimiento del cura Hidalgo (y una inmensa estatua de 40 m) solo haya una única computadora en el único cibercafé del pueblo? Si el cura hubiera querido llamar a la independencia vía internet en Corralejo (estilos políticos en Irán, ex Alemania Oriental o China) y si esa computadora “tronara”, no habría habido independencia...Pero evadamos el pesimismo. Sí es posible celebrar logros en 200 años: Que nació el PRI. Que murió el PRI (por un ratitito). Que el PAN llegó al poder. Que el PAN va en caída libre. Que la mujer mexicana logró el voto en los 60. Que el sentido común detuvo a una mujer de competir por la Presidencia en 2006. Que Emiliano Zapata gritó “tierra y libertad”. Que el gobernador de Guanajuato dijo: “La refinería es nuestra lucha por la tierra y la ganamos”. Que han nacido Solidaridad-Oportunidades. Que nació el IMSS. Que quebró el IMSS. Que nació el Seguro Popular. Que se crearon los sindicatos. Que desaparecieron los sindicatos. Que el general Cárdenas nacionalizó el petróleo. Que actualmente hay una repartición igualitaria del petróleo en las tuberías del país. Que se firmó el TLC. Que los empresarios logran aplazar indefinidamente las importaciones del TLC. Que nació el Poder Judicial en México. Que salió de la cárcel la indígena analfabeta Jacinta que golpeó agentes judiciales. Que México pareció neutral en la II Guerra Mundial. Que México no fue neutral en la II Guerra Mundial. Que hay alfabetización casi universal. Que nace el sindicato de maestros para dar prestaciones.Que una líder fuerte los garantiza indefinidamente. Que con nuestra Doctrina Estrada los mexicanos regalamos al mundo “el derecho al respeto ajeno es la paz”, la posibilidad de armonía y los mexicanos somos conocidos y queridos en el mundo. Que tenemos el orgullo de tener dos corporativos de impactos transnacionales: Carlos Slim y el cártel del Golfo (y asociados).Hay elementos que restan, otros que suman. De ahí, el asombro, la rigidez, el “pasmo” con el que enfrentamos el Bicentenario.No se trata de quejarse sino de explorar el estado de ánimo, de analizar lo que ha pasado bien y mal en nuestra Historia, qué o quiénes hicieron bien o mal y de acuerdo con qué criterios. Y por qué no, hacerlo también individualmente y tener nuestra propia opinión. La duda, la pregunta, el temor a las respuestas, esto es, como dijo Aguilar Camín, lo que explica la polémica sobre la muerta, antes de nacer, “celebración” del Bicentenario.Por eso se necesita tomar un tequila, para olvidar y gozar el Bicentenario. Para convertir el dolor en celebración. Por eso necesitamos un tequila, para olvidarnos del estado de ánimo con que enfrentamos el Bicentenario y las emociones conflictivas que nos despierta revisar los dos siglos de existencia del país.Además, el tequila también da ánimos. ¿Para las elecciones presidenciales de 2012? ¿Para animar a Juanito a que se anime? ¿Para que nos vaya mejor en el Mundial de futbol de Sudáfrica?Dicen que para curar una cruda, no hay nada mejor que seguir emborrachándose.
Escrito por Rosa Elba Pérez Hernández
Domingo, 20 de Septiembre de 2009
Generación XY es la generación de mexicanos (XY) y mexicanas (XX) nacida entre los años 1962 y 1979, que ha crecido y vivido entre permanentes crisis económicas, nunca ha conocido el país del que hablan los libros de texto de la SEP, pero que, afortunadamente, creció al ritmo de las canciones de Timbiriche... Aún no termina septiembre de 2009 y el Año del Bicentenario ya ha sido vapuleado antes de siquiera nacer.
¿Por qué? ¿Por qué causa tanta comezón cerebral, miradas desconcertadas, discursos exculpatorios y párrafos circulantes?
Ya es común escuchar largos silencios de ciudadanos haciendo cálculos y malabares con fechas:
-Oye... ¿y por qué Bicentenario?
-¡Ah, sí! Es que son 200 de la Revolución y 100 de la Independencia... No, ¿verdad...?
No me salen las cuentas...
-¿No eran al revés?-A ver... sí, en 1492...
- ¡No, ese fue Cristóbal Colón, que ni siquiera llegó a México, t...!-Entonces ¿se cuenta desde Hernán Cortés?-¡Sí, esa es... la Conquista... No, la Revolución, pero como sale la “revolución” zapatista, ya me confundí.
Esta es una transcripción verídica de una conversación entre profesionistas después de las once de la noche. Copas de tequila Bicentenario antes y después.Confusión, celebración, borrachera y cruda, todo alrededor del Bicentenario.Pero ¿en 2009 estamos en una cruda adelantada o rumbo a una borrachera de celebración?¿Por qué la polémica en contra de la celebración del Bicentenario? ¿Por los excesivos gastos en murales, cohetes de feria, eventos, etc., en medio de la crisis?Todo depende de para qué utilicemos el Bicentenario: para entender la cruda realidad de nuestra Historia o para celebrar y emborracharse con murales y fiestas.Una luz de explicación. Héctor Aguilar Camín y otros intelectuales latinoamericanos preparan en este momento ensayos sobre el estado de ánimo y emociones con los que los cuatro países que registran su respectivo Bicentenario, es decir, Perú, Argentina, Chile y México, reciben (o enfrentan) la celebración.
El estudio está en su punto de partida, pero Aguilar informa de las conclusiones entre los intelectuales:“Los ánimos nacionales de esos países, después de dos siglos de existencia, son la melancolía argentina, el aislamiento colombiano, la promesa chilena y el pasmo mexicano”.
En cuanto al “pasmo” de México, su estado de ánimo frente a su Bicentenario... el latín spasmus describe:“Admiración y asombro extremos que dejan en suspenso la razón y el discurso”; “rigidez y tensión convulsiva de los músculos” o “efecto de un enfriamiento que se manifiesta por dolor de huesos y otras molestias”.De eso se trata la “cruda”: no de los gastos excesivos en 2010 sino del espasmo ya identificado por muchos por la tensión entre privilegios y derechos, del dolor de la pobreza, de las molestias de la corrupción en México.
La comezón cerebral y miradas desconcertadas reflejan el estado de ánimo hacia la cuestionada celebración. Son las emociones encontradas que se despiertan al pensar en estos dos siglos de existencia de México.Si el resultado fuera negativo, ¿365 días para recordarnos el dolor?Tal vez una semana de efemérides (el cumpleaños de Pancho Villa, el número de campanazos que dio el cura Hidalgo, etc.) habría sido suficiente.
Pero no es justo enfrentar el subconsciente estado de ánimo nacional con bombos y platillos, carreteras o nuevos edificios.¿Borrachera o cruda? ¿Con las celebraciones olvidaremos la cruda de que en el pueblo de Corralejo, lugar de nacimiento del cura Hidalgo (y una inmensa estatua de 40 m) solo haya una única computadora en el único cibercafé del pueblo? Si el cura hubiera querido llamar a la independencia vía internet en Corralejo (estilos políticos en Irán, ex Alemania Oriental o China) y si esa computadora “tronara”, no habría habido independencia...Pero evadamos el pesimismo. Sí es posible celebrar logros en 200 años: Que nació el PRI. Que murió el PRI (por un ratitito). Que el PAN llegó al poder. Que el PAN va en caída libre. Que la mujer mexicana logró el voto en los 60. Que el sentido común detuvo a una mujer de competir por la Presidencia en 2006. Que Emiliano Zapata gritó “tierra y libertad”. Que el gobernador de Guanajuato dijo: “La refinería es nuestra lucha por la tierra y la ganamos”. Que han nacido Solidaridad-Oportunidades. Que nació el IMSS. Que quebró el IMSS. Que nació el Seguro Popular. Que se crearon los sindicatos. Que desaparecieron los sindicatos. Que el general Cárdenas nacionalizó el petróleo. Que actualmente hay una repartición igualitaria del petróleo en las tuberías del país. Que se firmó el TLC. Que los empresarios logran aplazar indefinidamente las importaciones del TLC. Que nació el Poder Judicial en México. Que salió de la cárcel la indígena analfabeta Jacinta que golpeó agentes judiciales. Que México pareció neutral en la II Guerra Mundial. Que México no fue neutral en la II Guerra Mundial. Que hay alfabetización casi universal. Que nace el sindicato de maestros para dar prestaciones.Que una líder fuerte los garantiza indefinidamente. Que con nuestra Doctrina Estrada los mexicanos regalamos al mundo “el derecho al respeto ajeno es la paz”, la posibilidad de armonía y los mexicanos somos conocidos y queridos en el mundo. Que tenemos el orgullo de tener dos corporativos de impactos transnacionales: Carlos Slim y el cártel del Golfo (y asociados).Hay elementos que restan, otros que suman. De ahí, el asombro, la rigidez, el “pasmo” con el que enfrentamos el Bicentenario.No se trata de quejarse sino de explorar el estado de ánimo, de analizar lo que ha pasado bien y mal en nuestra Historia, qué o quiénes hicieron bien o mal y de acuerdo con qué criterios. Y por qué no, hacerlo también individualmente y tener nuestra propia opinión. La duda, la pregunta, el temor a las respuestas, esto es, como dijo Aguilar Camín, lo que explica la polémica sobre la muerta, antes de nacer, “celebración” del Bicentenario.Por eso se necesita tomar un tequila, para olvidar y gozar el Bicentenario. Para convertir el dolor en celebración. Por eso necesitamos un tequila, para olvidarnos del estado de ánimo con que enfrentamos el Bicentenario y las emociones conflictivas que nos despierta revisar los dos siglos de existencia del país.Además, el tequila también da ánimos. ¿Para las elecciones presidenciales de 2012? ¿Para animar a Juanito a que se anime? ¿Para que nos vaya mejor en el Mundial de futbol de Sudáfrica?Dicen que para curar una cruda, no hay nada mejor que seguir emborrachándose.
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