lunes, 27 de septiembre de 2010

HEROINAS ANONIMAS.

Ruby Torres Londoño. Especialista en Pedagogía.

Estando en una de las tantas reuniones realizadas en la Sociedad Bolivariana de Santa Rosa de Cabal, planteé la idea de realizar un artículo o ensayo sobre las mujeres de la independencia, con el fin de hacer honor a sus esfuerzos y sacrificios a través de la campaña libertadora, para ello me apoyé de historiadores de adentro y fuera del departamento, viajado por algunas ciudades, y comunicado telefónicamente con personas relacionadas con el tema histórico que me apasiona y cual no sería mi desconsuelo, al enterarme que solo muy poquitas de ellas, hayan sido reconocidas, y han sido galardonadas, unas seis, creo. Las demás simplemente aportaron su granito de arena en tan emérito proceso, y uno que otro reconocimiento para aquellas valerosas mujeres que animaron a los hombres, confeccionándoles sus uniformes, llevando los mensajes, escondidos en los pliegues de sus faldas largas o en sus blusas con drapeados y alforzas o debajo de la ruana, chal o rebozo para que ningún esbirro pudiera encontrarlos, saliendo a altas horas de la noche, aprovechando la oscuridad, porque los faroles poco o nada iluminaban esas calles empedradas de los pueblos, para que hoy día estemos disfrutando de esa libertad, que tanto se soñó y por la cual entregaron la vida, sus hijos, sus esposos.
En ningún momento es mi intención demeritar la labor de esas mujeres tan nombradas, que en un esfuerzo sobrehumano, ayudaron al Libertador Simón Bolívar, o Santander, a Nariño, o a Córdova, sin importar dificultades ni vicisitudes para lograr su cometido, a quienes lucharon por la libertad de nuestras patrias. Jamás osaría dejar de admirarlas, pero las que quedaron en el anonimato, como aquellas mujeres que formaron un batallón el 20 de Julio de 1810, e iniciaron su marcha hacia donde se encontraba el armamento de los españoles, motivando a sus esposos e hijos, para que se escudaran en el cuerpo de ellas y pudieran acercarse a su objetivo, para apoderarse de los rifles y la pólvora, a cambio de los precarios puñales con que se defendían. Aquellas que armadas de valor, ayudaron a los soldados, azotados por el hambre y por el frio, lograron la libertad de estos países. Pero sí es digno de reconocer que hasta ahora, según me dijo una gran historiadora, Nelly Gómez de Ocampo que escribe un libro sobre las valientes mujeres de esa época, se han logrado identificar 750 mujeres, pero aun faltan muchas más que quedan y continuaran en el anonimato, pues nunca se conocerán sus nombres.
Una mujer humilde y sencilla de Marinilla Antioquia, que poco ha sido recordada, hizo un aporte importante a la guerra, entregó a sus 7 hijos varones a dos jefes patriotas para que participaran en la gesta de Independencia además no quiso recibir por tal motivo una pensión que le ofreció el gobierno, exclamando que la patria la necesitaba. Se trataba de Simona Duque, donde hoy funciona día funciona allí un geriátrico, pero en las escuelas y colegios de su población la recuerdan con el agradecimiento y el cariño valorando la entrega de una madre en favor de lucha emancipadora.
De aquellas que han estado en el anonimato, tampoco debemos olvidar a las europeas españolas, todas adineradas y de la realeza como marquesas, duquesas. Es el caso de Doña Carlota Rengifo, quien vivió en la población de Toro Valle, y donde allí se entusiasmó por las luchas libertarias, y ayudó a hombres y mujeres en la idea de la libertad, hasta que cayó en desgracia y sus propios coterráneos, le enviaron a su hijo que se encontraba en España para que le diera muerte, pero cuando ya estuvo frente a ella no se sintió capaz, y casi de inmediato lo mataron, mientras que su señora madre cae asesinada, al día siguiente en la plaza del pueblo cuando salía al mercado.
A través de todo lo expuesto, quedó claro que las mujeres eran asesinadas por sospecha, mas aun que pensaban en esos tiempos que las mujeres sólo servían para cocinar, atender al marido y cuidar los hijos. EL hombre era el amo. La mujer sumisa obedecía.

sábado, 25 de septiembre de 2010

DOSCIENTOS AÑOS DESPUES

AUTOR: JAIME OSWALDO YANZA LLAMUCA
Cuando se habla de celebración, en el mejor sentido de la palabra, se supone un evento que implica un ápice de felicidad, un espacio de recuerdos gratos, un regreso o una mirada al pasado para volver a un presente pletórico, en fin, la celebración siempre debe tomarse como referente de un hecho que por su magnitud, cambia para mejor el curso de la humanidad o afecta de manera significativa unas personas.
No obstante, en la celebración del Bicentenario de la Independencia sólo podemos hablar de la afectación significativa a unas personas, especialmente en el tema de la libertad. No se puede hablar ligeramente del bicentenario, ni se pueden hacer análisis chauvinistas con la intención de despertar un sentimiento patriótico en vía de extinción. Cuando me refiero a la libertad, me identifico con la expresión radiante y jubilosa de poder volar con la imaginación y con el espíritu. Vale la pena entonces mirar atrás y recordar qué sistema de gobierno teníamos antes del grito de independencia, pero más importante aún, analizar si la nueva república inició un verdadero proceso de depuración de la monarquía, o por el contrario, si el quiste de ese sistema fue inquebrantable y en su defensa maquiavélica, se disfrazó de democracia y siguió incólume su camino destruyendo y disipando, en medio de estruendosas carcajadas, la luz de la esperanza libertaria.
Quiénes ostentaban el poder al momento de la independencia, cuáles eran los referentes del pensamiento político de la época y, lo más importante, cómo y quiénes manejaban la economía nacional cuando se selló la independencia. No es el punto central de este artículo esgrimir nombres, ni entrar en temas xenofóbicos, pero de lo que se puede estar seguro es que los próceres de la independencia, algo tenían de españoles y de alguna manera esos genes ibéricos influenciaron sus decisiones, en especial en el campo político.
Debe entonces reflexionarse sobre el proceso político de los últimos doscientos años. La conformación de una Junta Militar que nombra el primer presidente del país, la elaboración de la primera Constitución Política y la reglamentación jurídica de las nuevas normas que regirían aquella sociedad, no deben ni pueden considerarse como punto de partida de una verdadera convivencia pacífica. No se ha considerado que todos los conflictos internos que se suscitaron desde los albores de la nueva república y que desembocaron en la guerra de los mil días (1.899 – 1.903), pudo ser, por el contrario, un retoño que creció en la conciencia de nuestros ancestros y que nos acostumbró a ver como las diferencias políticas se resuelven de manera violenta, teniendo o no la razón; la época de la violencia (1.948 – 1957), donde trescientos mil muertos son la muestra de la sevicia con que un ser humano, inyectado de fanatismo político, puede hacerle mal a su antiguo amigo, corrobora lo anterior, sin embargo, esos ríos de sangre se convirtieron en océanos y los mil días y la época de la violencia, quedan opacados ante los actos de terror que en la actualidad el conflicto armado protagoniza, pueden darse por bien servidas las víctimas de esos tiempos de horror, si comparamos aquellos hechos con los actuales, con la mirada rencorosa, con el odio infundado y el uso de la fuerza bruta de un hombre que, con moto sierra en mano, ve morir a otro lentamente mientras lo despedaza.
Doscientos años han pasado desde el día aquel en que un jarrón pudo ser la semilla que haría florecer los campos de la esperanza, de hecho, incentivó los deseos de cambio y ansias de libertad y emancipó a los nativos de esa época, los días se iluminaron pero la horrible noche nunca cesó. No es mucha la verdad académica que se transmite a través de los currículos afines a esta materia, durante muchas generaciones el sistema educativo ha permeado el pensamiento patriótico de los colombianos, cubriéndolos con un romanticismo histórico que se encargó de poblar su mente con héroes que tasaban su gloria en victorias militares, donde sus ejércitos eran sus propios peones y cuya mayor preocupación fue dejar sus haciendas solas para ir a la rapiña del poder, de ahí tantas guerras civiles y tantas Constituciones.
En sí, la reflexión de este artículo debe hacerse en torno a los niveles de nacionalismo que culturalmente manejamos, es decir, cómo se siente, qué se siente y qué implica ser colombiano cuando a la hora de una efemérides se pretende resaltar nuestro orgullo patrio. El devenir político de los últimos doscientos años no deja bien ubicado al país cuando de desarrollo social se habla, vale la pena comparar la calidad de vida actual con toda la tecnología a bordo, con aquella en la que nos compenetrábamos con la naturaleza sin el temor de un secuestro, un homicidio o un falso positivo, pienso que es bueno evocar el tiempo aquel en que el valor del dinero no se media por su peso monetario sino por el empeño de la palabra y la transparencia de los valores ciudadanos y sociales.
Doscientos años han pasado desde que la estrella de la esperanza comenzó a brillar con más intensidad, sin embargo, hoy se la ve más lejana. No es con celebraciones inocuas que debe recordarse donde nacimos, no es el tiempo el que pone las condiciones para entender que la situación política y social actual de Colombia nada tiene que ver con un hecho que se perdió en el tiempo y que arrastró en su loca carrera hacia ninguna parte, el verdadero sentimiento patriótico, muchos colombianos han perdido su identidad y buscan afanados en países extranjeros, lo que aquí nos sobra.
La desintegración familiar, la corrupción política y administrativa, la injusticia social, la pérdida de los valores cívicos y ciudadanos, el irrespeto olímpico a la Constitución Nacional, la violación flagrante de los derechos humanos, el desprecio por la vida, el presente autista, la sociedad de pasarela, la alienación derivada de la tecnología de punta y los medios de comunicación, la inversión de los valores, la inmoralidad pública, la práctica abierta y desvergonzada del hedonismo, el amor que nace de veleidades altruistas, generaciones actuales que se jactan de snobistas y la pérdida del temor a Dios, no pueden taparse con la celebración del día de la independencia, no se puede salvar una materia con el examen final cuando durante todo el semestre se la ha mantenido por debajo de 1.
AUTOR: JAIME OSWALDO YANZA LLAMUCA

martes, 21 de septiembre de 2010

LA RUTA DEL LIBERTADOR

POR LUIS JESUS SOLIS GOMEZ
Por aquí pasó Simón Bolívar, decía un aviso colocado sobre una pilastra en la carrera 3ª con calle 12, esquina del parque infantil de Popayán, frente a la Escuela José Antonio Galán. Quién quitó el aviso?, nadie sabe, lo cierto es que nunca más volvimos a saber cuando fue que había pasado el libertador por el parque infantil de Popayán y por el barrio Alfonso López y por el barrio Calicanto hacia el sur que era la antigua salida de Popayán hacia Pasto.
También me enteré cuando era niño que el libertador había llegado en varias ocasiones a Popayán por el barrio Bolívar y por el puente de la custodia que queda junto al puente del Humilladero y de allá empieza la ruta del libertador, por la antigua casa de la Herrería, posiblemente seguía una ruta hacia el oriente hasta la carrera 3ª y por allí hasta el Alfonso López, el barrio Calicanto, pasando por el antiguo puente de cal y canto que pasaba sobre el río Ejido antes de que este río fuera canalizado.
Obras posteriores como la canalización del río Ejido, primero y la variante 1º de mayo , después, atropellaron estos monumentos de la historia dejando el puente del libertador una cuadra más arriba sobre la carrera 4ª que no es lo mismo, pues Bolívar pasó por la carrera 3ª y no por la carrera 4ª.
Siguiendo la ruta del libertador desde la virgen de Calicanto, virgen que fue traída por don Abel Méndez, fundador de la 1ª junta de acción comunal, avanzamos hacia el sur nos encontramos con la Y que bifurca la vía que conduce hacia Poblazón tierra de los últimos reductos que quedan de los indios pubenenses, pasando por Samanga que nos recuerda a la india que se casó con Sebastián de Belalcázar y le rompió el corazón al conquistador llevándolo hacia su ruina.
La ruta del libertador continúa por la otra vía principal que pasa por el museo Efraín Martínez, donde muchas damiselas de la ciudad culta desfilaron frente al pincel de este famoso pintor payanés, autor de ese hermoso cuadro titulado Apoteosis de Popayán, que se encuentra en el paraninfo Caldas y que adorna también las salas de las familias más prestantes de la ciudad.
En ese lugar funcionó un cuartel donde se planeaban las conspiraciones contra los gobiernos de turno. Al otro lado se encuentra la vinera el naranjito donde se fabrica un vino tradicional que viene de padres a hijos. En esta casa también hubo en tiempos pasados un cuartel y hay posiblemente un sótano donde se escondían las armas de los ejércitos en contienda de las guerras civiles del siglo XIX. Algunas leyendas de guacas y espantos les recuerdan a sus habitantes que varios espíritus atormentados rondan por el lugar visitando de vez en cuando a sus habitantes.
En la subida del Boquerón, arriba de la cuerera se encuentra también la casona del Sabio Caldas, que perteneció posiblemente a una hermana del sabio Francisco José de Caldas, donde aún doña Aida Vallejo aún conserva testimonios de las plantas que cultivaba el sabio. Debajo de la casa también se encuentra un sótano donde el poeta soldado Julio Arboleda mantenía encerrados y encadenados a sus esclavos, ya que dicha casa también fue tránsito de trata de esclavos. Lo pone a uno a pensar, qué tenía que ver la hermana del sabio con este guache esclavista.
Escuchando la tradición se dice que la familia Caldas fue propietaria de varias propiedades en todos los alrededores de Calicanto, lo que hoy son dos fincas de Barroplateado: la finca de los cárdenas y la de don Melquisidec Rojas cuya casa junto al barrio Santa Mónica, también posiblemente perteneció al sabio Caldas.
La segunda parte de la ruta nos lleva a otros dos monumentos históricos (la hacienda Versalles y la hacienda Antonmoreno), donde pernoctaron Bolívar y otros personajes de nuestra historia: José Hilario López y José María Obando, de estos dos monumentos nos ocuparemos en otra ocasión.

domingo, 19 de septiembre de 2010

EL CUENTO DEL BICENTENARIO

Por Marco Antonio Valencia Calle
Secretario Ejecutivo Comisión Bicentenario
www.bicentenariocauca.blogspot.com

Con la llegada del 2010 la Gobernación de Cauca hace reconocimientos con el botón conmemorativo Francisco José de Caldas a los 200 personajes protagonistas de la cultura y la educación a nombre del Bicentenario de la Independencia, la alcaldía de Popayán proyecta un megacolegio llamado Bicentenario, en Cali se construye la mega-Avenida Bicentenario, en Cartagena se promueve un barrio Bicentenario de 3 mil soluciones de vivienda, en Bogotá la empresa privada construye el edificio que será el “más inteligente” del país el nombre del Bicentenario. Pero eso no solo ocurre en Colombia, el cuento del bicentenario es largo y abarca a casi todos los países América latina que ya organizan eventos culturales, deportivos, ecológicos, académicos y de infraestructura con el pretexto de “celebrar y conmemorar” los doscientos años de la independencia de América de los imperios europeos.

El Bicentenario está dando para todo, por citar solo algunos ejemplos puedo decirles que: para los amigos de las conferencias y seminarios, el plato está servido: simposios, encuentros y conversatorios de historia, geografía, justicia, equidad, género e identidad, se ofrecen por doquier; los amigos de la gastronomía hace rato vienen organizando dizque banquetes y degustaciones de cómo se comía y bebía hace 200 años y discuten con cara ceñida cuáles fueron los productos fundacionales de nuestra comida diaria; los amigos de la ecología recordando a Mutis y su expedición botánica organizan senderos ecológicos, caminatas y recorridos para reconocer flores y mariposas; los amigos de las cabalgatas ya han realizado largos recorridos por las famosas “rutas libertadoras”; mientras que las academias de las historia, antes instituciones de viejitos aburridos, han cobrado protagonismo, lustre y viveza al ser los profesores de historia los protagonistas llamados a ofrecer visiones, interpretaciones, comparaciones y anécdotas de lo que fue y es, la historia de la patria.

No faltan quienes de mala leche dicen que no se debe celebrar una barbarie que dejó miles de muertos y haciendas arruinadas y los que sostienen que dedicarse a conmemorar con discursos, ofrendas florales y retahílas sin fin, es una barbaridad. Hay otros que sostienen que en 1810 no se dio la independencia, que el triunfo en Colombia sobre los españoles solo se dio hasta el 7 de agosto de 1819, y que el 20 de julio solo fue un evento de verduleras importante solo para Bogotá. Están los que defienden a grito y espada la historia amañada escrita en el Centenario por Henao y Arrubla donde los héroes de la independencia eran bellos, dignos y meritorios y los que festejan que por fin se va a revisar semejante adefesio literario e insulto a la inteligencia.

Incluso están los que dicen que el cuento del Bicentenario es patraña del presidente de turno para llamar al nacionalismo y poner a cantar a todos el himno en torno a su figura, y los que sostienen que si bien el bicentenario se impulsa y financia desde el Estado, el cuento de saber la historia debe ser asumido por todos y cada uno de los ciudadanos responsables que tenemos que aprovechar la coyuntura para saber, conocer, ahondar en temas fundacionales de nuestra identidad.

Como sea, celebramos 200 años de independencia de los españoles, y 200 años de fundada la historia hecha por nosotros mismos. Si bien faltan otras independencias, porque somos presos de otros opresores, ese es otro cuento. Y contrario a lo que piensan los amargados que critican todo, en lo personal me parece genial tener un tema distinto para conversar que no sea el mundial de fútbol o las travesuras de los empleados del presidente, o peor aún, las telenovelas de mafiosos y prepagos de la mafia.
Los artistas andan contentos, tienen tema y perspectiva nueva. Las señoras en las peluquerías ya no solo hablan chismes de las vecinas, ya anda cotilleando sobre los amores Manuelita Sáenz con el tal Bolívar y de los des-chave-tados que sueña con ser la reencarnación del Libertador. En las cárceles se discuten los memoriales de agravios y los pelados gomelos ya se comenzaron a peinar como Camilo Torres, sin contar que todos los estudiantes de leyes quieren ser ten elocuentes como Nariño y no faltan los que andan con telescopio en mano lo Sabio Caldas.
A mí, el cuento del Bicentenario me gusta. Ahora falta ver la responsabilidad de nuestros mandatarios de turno para con la historia. Vamos a ver con qué cuento nos salen para celebrar en este pueblo el segundo centenario de la independencia.

CARTA A SIMON BOLÍVAR, FINALISTA CONCURSO ESCRIBALE A UN HÉROE

Libertador Simón Bolívar
POR: FABIAN ANDRES VALLEJO IMBACHI

EL MORAL, LA SIERRA CAUCA

Querido Simón Bolívar, amigo y valeroso, tu que transitaste por estos caminos y venas de La Sierra Cauca recordaremos tus corceles que anidaron en los pueblos del Macizo Colombiano y se encumbraron cuando gritaste libertad, tu al pasar por los trapiches de taruca que daban tu amenidad, evocas estos caminos de nobles pueblos, de hombres férvidos que lucharon para salir de la opresión y el encubrimiento de nuestras culturas aquí en los arboles su gente dio la vida en aquellos días independentistas por eso te recordamos en la sierra por tu noble causa , el rio esmita en sabaletas te recuerda , en la vereda el túnel , su rio san Pedro y su puente histórico te conmemoran como el restallido de la libertad , eres el hombre de montañas , valles, llanuras y luchas , aquel prócer de la patria que su nacimiento es como una flor que viaja por las riveras dejando la semilla de la historia, tú que no dejas vacios en los furtivos secretos de ser libre has viajado dentro de nuestros corazones como un compromiso sagrado, nos has transportado a un nuevo mundo con el abrir de tus ojos y volverías a dejar cunas de libertad, tú que cruzaste los Andes y venciste a las tropas realistas españolas en la batalla de Boyacá te enaltecemos grito de independencia , ya son 200 años de inspiración al gestar cumbres de libertad , te has asomado frente a nobles sentimientos , estas en nuestra dignidad , somos patriotas que no dejamos caer esta fuerza que rompe las cadenas de la opresión , somos memoria, somos Colombia , somos líneas en el tiempo que aguardan en la noche un nuevo devenir para sentir que una vez más somos libres , has prometido libertarnos y has cumplido , has operado el nuevo mundo , que es promesa de vida , árbol de la vida que se unifica en la Republica de Colombia ,héroe de lucha y tesón es grato conmemorarte en el bicentenario de la independencia de Colombia noble patria que es esperanza, virtud , libertad y orden hijos de Dios que retornan a su pasado para dedicarte una vez más la altísima distinción de prócer venezolano. Tuviste la visión de emancipar a Latinoamérica ya no seremos más esclavos, seremos ciudadanos de bien, de terruño, de entrega y de progreso. Somos herederos de un anhelo social, anhelo creciente que marco el destino de toda una familia colombiana, el látigo del amo ya no nos perturbara somos libres., indígenas, afro descendientes, mestizos todos te recordaremos.

CARTA FINALISTA A UN HÉROE DE LA INDEPENDENCIA

Popayán 00 de febrero de 0000
Mí respetado señor:
Pedro pascasio Martínez
Atento saludo

Mi admirado señor, mucho me temo que las siguientes líneas, para nada comunican noticias esperanzadoras; por el contrario deseo profundamente llenarme de sabiduría para poder enfrentar con valentía y con sólidos criterios de solidaridad y justicia los retos que demandan la actividad pública que decorosamente se me ha confiado.

En calidad de amigos personales y con el rubor a flor de piel debo confesar haber faltado a los mandatos que la constitución y las leyes reclaman a todo ciudadano culto y honesto. Excelentísimo señor, me he apropiado de dineros que debían cumplir otros menesteres; sabrá usted, dineros públicos. Tenía una necesidad acuciante y agotadas las posibilidades éticas y morales. Estuvo muy mal hecho, lo admito. Por ello deseo admitir públicamente mi falta y que se me castigue como es debido; pero antes de ser expuesto al escarnio público quiero pedirle perdón por haber defraudado la confianza que su nobleza deposito en mí. A usted digno de admiración, que con entereza rechazo las dadivas del General Barreiro mis profundas disculpas. Antes de finalizar deseo expresar que es de humanos equivocares pero solo de hombres el reconocerlo
Atentamente

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Honorable senador de la república

NOMBRE: Jaime Alberto Martínez Bolaños

martes, 7 de septiembre de 2010

CARTA GANADORA DEL CONCURSO para ciudadanos

ESCRIBALE UNA CARTA A UN PROCER DE LA INDEPENDENCIA

ORGANIZADO POR
LA SECRETARIA COMISION BICENTENARIO DEL CAUCA-

Popayán, 15 de febrero 2010.

Estimado Francisco José,
Desde estas veredas tropicales en las que comenzamos a transitar por la segunda década de este siglo XXI, pero que parecieran dar lugar a un nuevo camino: el de las postrimerías DE LA ESTÉTICA Y de la vida en el planeta (veredas ayer frescas y casi frías, hoy ardientes y sofocantes); desde esta tierra que, según dicen, guarda tus huesos y te vio nacer, envío esta carta hasta el fondo de tu tumba, más allá del Panteón en el que te encontrabas, más allá de tus huesos, usando para su escritura una máquina asombrosa llamada procesador de texto.
En un tiempo que no se medir, llegará la correspondencia a tus manos y como siempre, te resistirás a abandonar el descanso eterno y atender la lectura semanal de tan mamotrético asunto. Estás en tu derecho; más cuando te enteres de que quien te escribe soy yo, Victoriano Lorenzo, accederás a su lectura: en tu sabiduría conoces que mi abuela materna, que está a tu lado y no me deja mentir, llevaba como segundo apellido el de Tenorio y en su sangre alguna gota de la tuya; en fin, son los vericuetos del parentesco de sangre cuyo laberinto produce múltiples e insospechados encuentros, los que te obligarán a abrir el sobre que contiene esta carta. De otro lado, y sin presunciones de sabelotodo conocedor del universo y sus trasmundos, puedo decirte que sé que han sido muchas las veces en que has deseado romper la mortaja y salir de la tumba (un ejemplo, entre muchos: cuando un Rey de la España de nuestros días, lanzó esa frase cuyo eco llegó hasta tus oídos: “¿Por qué no te callas?”… Fue duro, porque te recordó aquella otra con la se firmó tu sentencia ¿verdad?). Este año, en particular, vas a tener que prepararte porque serás asaltado por múltiples mensajes de toda índole y algunos serán de tu agrado y te ayudarán en el descanso, otros, por el contario te molestarán.
Como el tiempo y el espacio de que dispongo es muy corto para escribir largo, voy al grano. Si llamo tu atención con ésta, no será para recordar el parentesco de sangre que nos une (asunto que por baladí y tonto, no deja de abrir puertas). Se trata de lo siguiente: Desde hace poco más de un siglo el Parque que lleva tu nombre, en cuyo centro exacto se levanta la escultura de tu figura, ha sido objeto de múltiples intervenciones ingenieriles y arquitectónicas; la última de ellas, la más reciente, iniciada en el 2008, y dos años después aún si terminar, es sobre la que quiero hacer algunas observaciones, muy profanas por cierto. Son pocas; pero son representativas, con seguridad, de algunos hombres y mujeres que hemos observado con dolor de impotencia lo que allí, alrededor de tu escultura, en el Parque de Caldas, ha acontecido. Primero: levantaron una enorme calzada por las afueras del parque, cuya área total desconozco, pero, sin duda es por lo menos dos veces mayor que la que ocupa el Parque propiamente dicho; los cuatro costados externos a él han sido “adoquinados” para un espacio “peatonal” y una particular “Plaza de armas” que se lleva toda la atención visual de quienes por allí transitan. Es una obra importante, hecha durante el gobierno de un presidente importante (no podía ser de otra manera). Además transformaron los andenes y esquinas de sus cuatro calles, los ampliaron, adoquinaron y colocaron focos de luces multicolores e intermitentes desde el suelo hacia las paredes. Con lo que se subraya el concepto y el sentido de tan importante obra. ¿Y tu estatua? _“A sí, al monumento no le colocaron ni tan siquiera una veladora”_ comentó un noctámbulo. ¿Será acaso que te han condenado a la oscuridad? ¿o a ser un personaje segundón y sin mucha jerarquía, frente a tan importante obra? Invoco tu saber para resolver estas preguntas.
Segundo, la Plaza esa a la que me refiero (que está en los alrededores del Parque), está mal construida. Sí mal construida, como lo oyes. Observa desde tu altura y mira esas terribles líneas que unen las calzadas de las calles con las carreras; digo “terrible líneas”, porque no se cómo llamar a lo que las une y que en la escuela primaria conocimos bajo el nombre de “diagonal”, ese “segmento de recta que une dos vértices no consecutivos en un polígono”. ¿Es esto una nueva concepción de la geometría? Invoco de nuevo tu sabiduría porque mi angustiosa ignorancia es grande al respecto.
Mi deseo es que te revuelques en tu tumba, después de leer estas líneas.
Hasta Siempre,

VICTORIANO LORENZO:

DATOS PERSONALES
NOMBRE SEUDÓNIMO: Victoriano Lorenzo. Allí está mi foto.
OCUPACIÓN U OFICIO: a veces Antropólogo, a veces Escritor de cuentos y muchas noctámbulo.
Padre de dos hijos. Ex-esposo. Ex-amante.
Ganador del primer premio en el Concurso COMUNARTE de cuento, 2008, Ciudad de Popayán.
En la actualidad preparo un libro de cuentos, cuyo nombre tentativo es: “Mater nostra”.

CORREO ELECTRÓNICO: victorianolorenzo1@yahoo.es