domingo, 9 de diciembre de 2012

EL GRIGO


EL GRIGO
 “Homenaje y saludo al columnista Álvaro Grijalba Gómez”
Por: Marco Antonio Valencia Calle

Popayán ha tenido varios héroes en el transcurso de su historia. Héroes de carne y hueso que la representan, le dan donaire, distinción y valía. Personajes que se sienten orgullosos de su tierra, y su tierra se siente orgulloso de tenerlos. Y sin lugar a dudas “El Grigo” como cariñosamente conocemos a Álvaro Grijalba Gómez, es uno de ellos.
Nunca he conocido un hombre tan polifacético y tan lleno de virtudes como el Grigo, sin duda, todo un personaje de la ciudad blanca de Colombia, y protagonista esencial en su historia de finales del siglo XX y principios del siglo XXI.  A lo largo de su existencia este hombre ha realizado tantas cosas extraordinarias y memorables, que hoy su vida, es un ejemplo para las nuevas generaciones.
En el privilegio de su amistad lo he visto sentado en un piano interpretando boleros hasta el amanecer mientras en las pausas habla de vinos chilenos con el buen gusto de los sibaritas y el orgullo de sus antepasados australes. En jornadas de tertulias culturales lo he visto declamando de memoria a Machado, a García Lorca, Neruda, Valencia… y a los más excelsos poetas de todos los tiempos con una memoria prodigiosa. Su sala y su estudio de trabajo, son un museo donde nos podemos deleitar mirando a los mejores pintores y fotógrafos del país que tienen un puesto de respeto y admiración por una persona sensible a todas las manifestaciones artísticas. En su estudio, reposan varios libros de poemas de su autoría, algunos publicados en su juventud que tienen la virtud de proyectar la clarividencia y la grandeza de un corazón que desborda cultura universal. Sobre su escritorio, he visto y leído un voluminoso libro de piezas de oratoria que dan cuenta de su vasta cultura y capacidad intelectual. Discursos pronunciados a lo largo y ancho de su vida pública donde él mismo ha sido protagonista, benefactor, empresario, testigo, comunicador y líder del trasegar de una ciudad. Discursos que narran la cotidianidad de Popayán y de los personajes que como él mismo, han hecho historia. Discursos que han ayudado a construir la fama y el prestigio de  ciudad culta y de gente inteligente.
Por su puesto, todos los que han conocido al Grigo saben de su pasión por la tauromaquia como arte, incluso, él mismo fue torero en sus años juveniles y protagonista de la fiesta brava. Su a ficción lo convirtió en un consagrado empresario que nos entregó la alegría de poner a funcionar la plaza de toros como Dios manda, y hasta logró traer a estas tierras a los más connotados toreros del mundo. Popayán, gracias a los servicios del Grigo y sus amigos, fue un punto de referencia en el mapa de la tauromaquia latinoamericana.
Pero sin duda, lo que más conoce la gente del Grigo es su vocación por el servicio comunitario y su capacidad de trabajo por las causas sociales. Un tema relacionado al don natural de liderazgo y el carisma personal que su presencia emana, y que lo han llevado a ocupar importantes cargos públicos en la administración de la ciudad y la región. Cargos que ha ejercido con un entusiasmo y una mística tan grande, que a muchos desconcierta y para todos es paradigma de cómo se debe trabajar por la ciudad.
Recuerdo que cuando fue concejal, sin decir nada, con su ejemplo, logró que todos sus colegas se pusieran saco y corbata todos los días para sesionar con la elegancia y el respeto que se obliga a tener con una Corporación que representa a la ciudad culta de Colombia. Pero fue más allá, con él se volvió al arte de la oratoria y los discursos argumentados y bien preparados. Hace un par de años, si la memoria no me falla, el Concejo Municipal de Popayán, valorando su carrera pública y sus grandes aportes a la ciudad, que no son pocos, le hizo un homenaje otorgándole la Cruz de Belálcazar, la máxima condecoración que este Corporación le ofrece a sus hijos ilustres, y había tanta gente, que fue necesario instalar pantallas de televisión por los pasillos exteriores del recinto, porque todos quienes lo hemos conocido queríamos acompañarlo en tan importante acto para la historia de un hombre, su familia y sus descendientes.
En esa vocación de servicio a la ciudad el Grigo ha sido alcalde, gobernador, concejal y dirigente de un movimiento político propio que logró ser decisivo para liderar importantes campañas en favor del civismo y la cultura ciudadana. En el trasegar de sus días ha impulsado con su inteligencia y recursos propios eventos culturales, tradicionales y religiosos que dan fe de su trabajo comunitario, como por ejemplo, su apoyo a la Semana Santa de Popayán y la fiesta del Ecce Homo, entre otros; que le han servido para ser un aliado poderoso de sacerdotes y arzobispos que han pasado por la ciudad blanca.
Los que hemos tenido el privilegio de su amistad conocemos a un líder pragmático, pero también a un hombre con un inteligente y fino sentido del humor, con la capacidad de hacer amenas las jornadas más pesadas. Fui su compañero de labores en la gobernación, y jamás he conocido a un ser humano tan práctico y responsable con sus tareas aun a costa de su propia salud.
Se ha ufanado siempre el Grigo de ser uno de los primeros periodistas de la ciudad, y eso es cierto. De hecho, es el columnista de opinión más antiguo y uno de los más respetados que tiene El Liberal. Sus escritos nunca han sido palabras de relleno, son textos de gran factura lingüística y piezas claves del periodismo regional. Porque además de escribir con talento, el Grigo es un abogado enterado, con capacidad de análisis y argumentación. Sus escritos respiran amor profundo por Popayán, una ciudad que le cabe en la cabeza. Y por eso, sus columnas comunican, orientan y permiten entender la historia de una ciudad que lo ha visto crecer en todas sus dimensiones.
Hace siete años su hijo Juan Federico murió en un accidente, y el luto que embarga su corazón, nos hizo recordar a todos, la grandeza y el milagro de la paternidad. Pero las virtudes y la grandeza de Álvaro Grijalba Gómez no alcanzan a escribirse en estas páginas, su historia y su legado están consignados en los artículos por él publicados a lo largo de los últimos 30 años en El Liberal.
Hoy que el amigo y el colega columnista siente menguada su salud, desde estas páginas queremos enviarle nuestra voz de aliento y solidaridad.
A nombre de la casa Editorial El Liberal, sus colegas columnistas y lectores de siempre, le proyectamos un mundo de energías positivas que permitan su pronta y rápida mejoría.  Saludo extensivo a su esposa Doris, a doña Miriam, su madre, a  Juan Andrés, su hijo, y a toda la familia Grijalba Gómez.