lunes, 3 de agosto de 2009

Bicentenario De Manuela Sáenz



por Vicente Perez Silva

El Tiempo


El 27 de diciembre (de 1996, se cumplió) el bicentenario natalicio de Manuela Sáenz, llamada por Simón Bolívar, su amante más ardiente y más apasionado, Manuelita la bella, la adorada, la amable loca o la libertadora del Libertador. Estos fueron los calificativos por antonomasia que brotaron de un corazón rendido ante las virtudes de una mujer realmente extraordinaria en los anales de la historia americana y quizá de la historia universal. Con sobrada razón fue considerada por quienes supieron apreciar los dones de su personalidad y valorar los primores de su espíritu como una criatura excepcional .
Ante una mujer de tanta maravilla, por sus atributos físicos e intelectuales, imposible pasar inadvertida una efemérides de esta naturaleza y trascendencia. Mayormente, si tenemos en cuenta las actuaciones que de su parte contribuyeron, y no de cualquier manera, al logro de nuestra independencia. Las naciones que en su tiempo hicieron parte de la Gran Colombia incurrirían en un pecado de lesa omisión al abstenerse de conmemorar este acontecimiento y tributar los honores que merece la mujer que estuvo atada por los vínculos del amor a la vida del Libertador.
Si en Quito, Manuelita Sáenz vio la luz y recibió el flechazo de Eros inmortal convertido en Héroe; y en el Perú, luego de padecer las heces de la persecución, el destierro y el desamparo, se apagaron sus ojos de fuego y se marchitó la flor de su belleza; en Santa Fe de Bogotá, con la altivez y entereza de su carácter, salvó la vida de Bolívar en la desdichada noche septembrina, para convertirse en la libertadora del Libertador.
Ciertamente, no es poco el tramo que nos pertenece en el discurrir de una existencia nimbada por la aureola de la inmortalidad. Entre tanto, a un año de dicha conmemoración, considero oportuno salir desde ahora al encuentro de aquella mujer con visos de leyenda que, por sus singulares características y ejecutorias, nos dejó huellas imperecederas.
En el ámbito de la historia, la vida de Manuelita Sáenz es a la vida de Bolívar lo que la savia de la libertad es a la conformación de los pueblos de América. Dos almas tan gemelas se ha escrito en la gloria como en el infortunio, hermanadas en el placer, juntas en el triunfo y unidas también hasta en el declinar infortunado.
Publicación
eltiempo.com
Sección
Editorial - opinión
Fecha de publicación
29 de diciembre de 1996
Autor
Vicente Perez Silva

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