lunes, 31 de agosto de 2009

Bicentenario de la independencia de Colombia

Bicentenario de la independencia de Colombia
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por:
Armando Martínez Garnica,
presidente de la Academia de Historia de Santander.

Iniciativa ciudadana
AGENDA DEL BICENTENARIO 2008-2010
Universidad Industrial de Santander.

¿Celebrar o conmemorar?
El 2 de mayo de 1808, dos carruajes se detuvieron frente al palacio real de Madrid. Una muchedumbre ansiosa se congregó y, al ver asomado a la ventana al más joven de los hijos de Carlos IV, creyó confirmada su sospecha sobre una eventual huida de la familia real hacia sus dominios americanos. Fue entonces cuando se lanzó contra un ayudante de campo del mariscal Murat y desencadenó un motín popular que terminó con dos centenares de españoles muertos, más otros tres centenares que fueron fusilados por las tropas francesas de ocupación. Este violento acontecimiento marca, en la memoria histórica de Iberoamérica, el comienzo de una de las guerras napoleónicas en la Península, mejor conocida en ésta como guerra de independencia. Casi cuatro años después, y en medio de un terrible conflicto que terminó dejando un cuarto de millón de muertos españoles, la promulgación de la Constitución de Cádiz anunciaba una revolución política en la nación española que fue definida como “la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios”.Estos casi cuatro años transcurridos entre el 2 de mayo de 1808 y el 19 de marzo de 1812 fueron cruciales no sólo para la Península, sino para toda la América que por tres siglos había sido dominio de las Coronas de Castilla y Portugal.
Casi todos los procesos de independencia de los reinos y capitanías americanas se iniciaron en este período, prolongándose hasta bien entrada la década de 1820 su cristalización exitosa en nuevos estados nacionales soberanos, después de muchas guerras civiles y de la emergencia del proyecto revolucionario.
A 200 años de este complejo proceso social que cambió para siempre la Península y América, algunas voces convocan a “celebrar” lo acontecido. Pero, dado que esta acción de congregación de las personas históricamente se asoció a festejos de diversa índole, es fácil provocar disensos en torno a esta convocatoria, pues el costo humano y material de las guerras de independencia no deja de suscitar espanto. Por ello es preferible hablar de “conmemorar” para construir consensos iberoamericanos. En efecto, en cada uno de estos cuatro años nos encontraremos con muchas personas, en muchos espacios, para recordar conjuntamente. Recordar significa volver sobre el camino recorrido para examinarlo y luego insistir en él, como rumbo hacia un destino recordado. Así, la memoria de estos años tiene que ser un volver sobre el destino común original que fue elegido hace 200 años: construir naciones modernas de ciudadanos gobernadas por estados de origen constitucional. Este es nuestro destino común, y mientras más lo recorramos con plena conciencia, más grande pueden llegar a ser esos estados nacionales. La elección de un estado nacional como meta de un destinar es decidirse a poner firmemente en pie esa unidad de sobrevivencia social que caracteriza a la Época Moderna. La Humanidad se divide hoy en 202 estados, y cada uno de ellos lucha por fortalecer su autoridad y construir una nación de ciudadanos. Desde hace 200 años, los poderes de todos los estados iberoamericanos se obstinan por establecerse firmemente, pese a las adversidades y vicisitudes, y por incluir a la mayor parte de sus poblaciones en sus cuerpos ciudadanos.
Cada destinar de un estado nacional tiene una historia, es decir, un acontecer colectivo. La comprensión de lo acontecido a cada estado nacional es la ciencia histórica, cuya finalidad es impedir que las acciones de los hombres se desvanezcan de la memoria. Pero las representaciones de esta ciencia, derivadas de la crítica de las fuentes disponibles, tienen que coexistir socialmente con las actualizaciones de la memoria que son usadas para justificar proyectos políticos de cada momento. Estas seudohistorias son un abuso de la historia por cuanto no buscan comprender lo que aconteció sino convencer a sus contemporáneos de la bondad de la acción política que proponen a sus contemporáneos. Ejemplos de estos abusos son el Centro Nacional de Historia que en Caracas se presenta como el “ente rector de las políticas de la historia nacional y de la memoria colectiva del pueblo venezolano”, o la página no oficial www.albicentenario.com que en Colombia promueve acciones conmemorativas como parte de la agenda opositora del Polo Democrático contra la Administración Uribe.

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