Presidente Uribe mezcló historia con política
REDACCIÓN CULTURAL,
El Universal
Vie, 10/23/2009 - 22:42 — lbarrios
SE METIÓ EN LA HISTORIA.
No sólo vino a clausurar el encuentro de los historiadores en el Teatro Adolfo Mejía, sino a dictar un discurso que mezcló historia con política.
Lo más evidente fue cuando se preguntó si la aparición de “El Manifiesto Comunista”, de 1849, no incidiría en la inestabilidad de las recientes repúblicas independizadas del poder español.El Presidente Álvaro Uribe aprovechó la oportunidad de hacerle preguntas a los historiadores y a invitarlos a estudiar también los hechos positivos de la historia colombiana. S
u discurso se encaminó al tema de la seguridad. Estuvo muy cerca de nombrar a sus adversarios de toda su vida. Al referirse al período 1958-1959 nombró a la Revolución Cubana, con cierta ironía, como la “gran epopeya”.
El presidente celebró la realización de esta reflexión sobre el Bicentenario de la Independencia que hasta ahora ha tenido dos actos que lo han precedido: el viaje celebratorio del sabio Caldas y el Gran Concierto Nacional.
Comenzó diciendo que en Colombia “hemos tenido mejores gobiernos que resultados”, y “en el siglo XX no tuvimos sino 43 años de paz”.
Dijo que la Guerrra de los Mil Días duró en verdad 1.128 días.
Precisó que no es que los gobiernos hayan fracasado en su intento de establecer la paz, se refirió a los casos de Belisario Betancur y Andrés Pastrana. “No hubo fracaso. Hubo mala fe ante las generosas ofertas de paz que ellos vieron como debilidades del estado para insistir en la toma violenta del poder”.
Dijo que la Constitución del 91 fue algo osado del presidente César Gaviria, con “aspectos muy buenos” y destacó la política social del presidente Samper Pizano, a pesar de todo lo que tuvo que enfrentar.
Expresó al final que hoy la sociedad colombiana “es más libre gracias a la seguridad” y recordó la cifra de 15 periodistas asesinados al año reducida a 2.
Confesó que a pesar de todos los sufrimientos que ha tenido la nación “Colombia es un país que sabe perdonar y no tiene amargura”.
Toda su intervención política fue una recordación de esfuerzos aislados y secuenciales de sus antecesores por consolidar la paz en un país que no ha descansado de su violencia.
Reconoció “los esfuerzos importantes”. “La violencia nos ha frustrado enormemente”, dijo al referirse a gestos como el del presidente Barco, pero “la violencia no dejó de aparecer”.
La política prevaleció en la clausura de un acto que se supone cultural.
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