viernes, 9 de octubre de 2009

CICLO DE EMANCIPACIÓN





De: Mario Pachajoa Burbanohttp://pachajoa.110mb.com/
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Con motivo del bicentenario del Grito de Independencia de Colombia, transcribimos extractos de las consideraciones generales sobre la lucha épica durante el ciclo que se inicia el 10 de julio de 1810, particularmente referido a la trágica participación en ella de Popayán y su gente, escritas por el admirado historiador Arcesio Aragón Holguín (1872-1956).



"Lo que nuestra historia presenta de esa era tormentosa (que duró toda una centuria) es realmente dantesco. Fuera de las revoluciones generales de 1840, 1841, 1854, 1860-63, 1876, 1879, 1885, 1895 y 1899-903, se registran cincuenta y cuatro revoluciones locales de 1828 a fines del siglo XIX. Con la circunstancia agravantísima de que nuestras contiendas no fueron contra el hombre extraño (homo homini ignoto lupus) sino contra los propios hermanos, nacidos en un mismo hogar y cobijados por una misma bandera!. Muchas veces nuestros partidos políticos, a falta de enemigos que combatir, volvieron sus armas contra sí mismos. En los días azarosos de estas contiendas fratricidas muchas veces la ciudad de Popayán tornó a ser ocupada violentamente por la fuerza de las armas y a ser tratada como país conquistado, sin respeto a las vidas ni a los bienes de los vencidos." "Se ha escrito repetidas veces, por cuantos han estudiado los orígenes de nuestra nacionalidad, que la guerra de emancipación no fue popular en sus comienzos: el pueblo estaba bien hallado con el régimen imperante, que tenia en su favor la tradición secular y el apoyo de las creencias religiosas.


Por otra parte, el cuidado que las autoridades peninsulares habían tenido de evitar -bajo las sanciones más severas, inclusive la pena capital - la llegada a las colonias ultramarinas de todo libro o escrito en que se hicieran conocer otros sistemas de gobierno, o se insinuaran otras ideas en materia de administración, había mantenido a estas vastas regiones en una ignorancia tranquila y perfecta de cuanto ocurría en el viejo mundo, y especialmente acerca de las doctrinas revolucionarias de los filósofos y enciclopedistas franceses. Y estas precauciones y suspicacias subieron de punto al estallar la gran conflagración que dieron en tierra con el régimen monárquico en Francia y que inició en el mundo una nueva era política. Ya se sabe lo que costó a Nariño el haber traducido y hecho circular clandestinamente la "Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano". La historia nos dice que no solamente en la Nueva Granada, sino en la Capitanía General de Venezuela y en la Presidencia de Quito, quienes iniciaron los movimientos revolucionarios contra el gobierno peninsular fueron individuos distinguidos, de cepa genuinamente aristocrática o, por lo menos, elevados por su cultura sobre el nivel común.""Aquí en Nueva Granada , tanto en Santa fe como en Popayán, Cartagena y demás poblaciones importantes, eran individuos pertenecientes a las familias coloniales más distinguidas, los que sentían esa inquietud secreta, que es como el preludio de las grandes transformaciones políticas y sociales, y buscaban, ansiosos, otra orientación a sus espíritus." "Cabeza de una extensísima y rica provincia del Virreinato desde 1540, es decir, por el decurso de casi tres siglos, la ciudad de Popayán tenia necesariamente fuertes vinculaciones con el régimen imperante, y era sede de una sociedad aristocrática, de la que muchos de sus miembros estaban emparentados con personajes de gran figuración en la política española. Dados tales antecedentes, no habría sido raro que aquellos elementos sostuvieran la causa de la tradición. Sin embargo, no fue así: con raras excepciones, que pueden designarse nominalmente, todas esas familias aristocráticas, usufructuarias de las instituciones coloniales, se decidieron por la República y llevaron a la arena candente de la revolución sus inmensos haberes y las influencias de su linaje, sacrificándolo todo, inclusive la vida, ante el área de esa deidad tres veces santa que se llama patria."


"Pueden contarse con los dedos de las manos las personas de viso que aquí en Popayán, a pesar de esas vinculaciones permanecieron fieles a la causa del rey.""No hay para que negar que hubo en Popayán -como en toda la antigua colonia de la Nueva Granada - elementos recia y pertinazmente realistas, que sólo aceptaron el nuevo orden de cosas cuando ya las banderas libertadoras flameaban sobre las torres del Cuzco. No hay que maravillarse por ello, y de ello no puede deducirse cargo ninguno sobre la adhesión de los más a las armas republicanas.


La guerra de emancipación fue pura y simplemente una guerra civil, y la fuerza de las tradiciones y de la posesión secular estaba en favor de la monarquía. Sobre lo que hay que recalcar es en la circunstancia muy significativa de que habiendo habido en esta ciudad [Popayán] (quizá más que en otra alguna del país) elementos de alta notoriedad, íntimamente vinculados a personajes de la metrópoli, fueron ellos en su mayor parte el cerebro y brazo fuetes de la rebelión."

Nota: En un artículo posterior se continuará el tema.

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