lunes, 5 de octubre de 2009

Batalla de la “Cuchilla del Tambo”

Por Horacio Dorado Gómez
Miembro Comisión Bicentenario del Cauca

Popayán y el Municipio del Tambo fueron protagonistas de la independencia del Cauca y Colombia, así lo registra La Historia Patria con un glorioso hecho de armas conocido con el nombre de “Batalla de Cuchilla del Tambo” en que un puñado de héroes legendarios trató de parar el golpe de muerte que habían de asestar a la naciente República las numerosas y sanguinarias huestes con que España trató de reconquistar a su Colonia.

Inicio pues, relatando esta gesta libertaria, cuando el General Cabal no pudo abrir campaña sobre Pasto después del triunfo de El Palo, porque las tropas con que contaban los patriotas no eran suficientes, y porque los triunfos que diariamente obtenía el ejercito expedicionario de Morillo por el Norte y por el Magdalena, no permitían al Gobierno distraer fuerzas para apoyar al Cauca; por el contrario tuvieron que llamar de inmediato a Bogotá al Coronel Miguel Serviez para encargarlo del mando de una división.
El Gobierno de la Nueva Granada ante el inminente peligro que representaba la aproximación a la capital, del ejercito expedicionario, tomó todas las medidas que la situación exigía y ordenó la marcha al Norte, con el batallón “Bravos del Socorro”, a órdenes de su Comandante Monsalve; con lo que se debilitó el ejército del Cauca, quedando reducido a tan sólo unos setecientos hombres.
Durante los meses de abril y mayo de 1816, el Congreso y el Gobierno general se disolvieron en Santafé; el día 21 de Abril el primero, y el segundo el 3 de mayo de 1816. La derrota del General Custodio García Rovira en Cachirí hizo a Calzada y Latorre dueños de la capital, que ocuparon el 6 del mismo mes de mayo.
Entonces, el Presidente José Fernández Madrid resolvió salir de Santa Fe con las tropas de la guarnición, en número de trescientos hombres, con rumbo a Popayán, a donde llegó el 7 de Junio con 25 hombres de su guardia. Después llegaron los miembros del Congreso: José Gabriel Peña, Fray Diego Padilla, doctor Juan José Sotomayor, Coronel Troyano y don Manuel Bárcenas. Tanto el Presidente como los miembros del Congreso fueron recibidos con el decoro que permitían las circunstancias.
A mediados de Junio de 1816 se supo en Popayán que el Presidente de Quito don Toribio Montes había despachado una nutrida expedición de fuerzas quiteñas a órdenes del Brigadier Sámano para someter al Cauca, compuesta del batallón de los Andes, el batallón de Guías y un escuadrón de caballería. En Pasto se aumentó con el batallón Pasto, y de allí salió en mayo, por el valle del Patía, en donde se incorporaron más de 800 voluntarios, la mayor parte de caballería, con lo que conformó un ejército de 2000 hombres bien armados y municionados.
Se sabe que Sámano tomó sigilosamente por su acostumbrado camino de Quilcacé, vadeando los ríos Esmita, Quilcacé y Timbío, para salir al Tambo por el Alto del Rey, donde estuvo acampando con el batallón Real de Lima, cuando vino a combatir en Calibío (1814). Llegó a la Cuchilla y allí acampó y se fortificó desde principios de Junio, y aunque sólo dista seis leguas de la ciudad de Popayán no se tuvo noticia de sus movimientos.
Otra noticia que llegó a Popayán en el mes de junio, era que el General don Pablo Morillo, después de haber ocupado a Cartagena, marchaba sobre Santa Fe , a donde llegó a fines de mayo; que Warletta era dueño de Antioquia y se acercaba a Cartago, con rumbo a Popayán; que los Comandantes Plaa y Bayer, después de someter el Chocó, se dirigían a Cali por el Dagua, y que el Coronel Tolrá, tan sanguinario como los nombrados, salía por Neiva en dirección a La Plata y Popayán, con el batallón expedicionario de Numancia. Estas noticias fueron confirmadas por el Presidente Madrid y por todas las personas que llegaban a Bogotá en esos días. La república de la Nueva Granada había quedado reducida al territorio comprendido entre Popayán y Buga: ¡la situación de los patriotas no podía ser más crítica!
En vista del peligro que amenazaba, el Presidente Madrid propuso entrar en arreglos con los expedicionarios, hecho que fue rechazado de plano por el ejército, tampoco estaban de acuerdo los militares con la prudencia y sangre fría del Comandante Cabal, que estimaba perdida cualquier acción de armas que se empeñase, y opinaba que debían repartirse en guerrillas las tropas en el valle del Cauca, por tal oposición resolvió renunciar a la comandancia de las fuerzas.
Rápidamente los jefes y oficiales constituyeron una Junta de Guerra con asistencia del Presidente Madrid, y todos, aún los de más alta graduación, proclamaron al Coronel Liborio Mejía, en lugar de Cabal.
Mejía aceptó y anunció en un breve discurso que desempeñaría fielmente su cometido, aclarando que si sus medidas no eran acertadas, al menos no dejaría perder la causa sin gloria y por inactividad.
Esos valientes defensores de la patria hicieron un convenio secreto, bajo la gravedad del juramento, de morir todos antes que entregarse a los españoles, y aún de sacrificar a todo aquel que pretendiese preferir la esclavitud y la sumisión a los tiranos. Este documento firmado por todos los oficiales del ejército llegó a manos de Morillo, siendo este uno de los motivos para llevarlos al cadalso.
El Presidente Madrid luego que asumiera el mando del ejército el Coronel Liborio Mejía, se retiró a Cali y desde allí entabló un diálogo epistolar con Morillo y Warletta para atraerlos a su favor. Por ello, el Congreso reunido en Popayán declaró que habían cesado las funciones del Presidente, cuyo destino el mismo había renunciado.
Fue a fines de Junio de 1816, cuando el Congreso aún reunido en Popayán, y cumpliendo los deseos del ejército, decidió nombrar Presidente Dictador al General Custodio García Rovira y Vicepresidente, con las mismas funciones dictatoriales, al Coronel Liborio Mejía. Mientras llegaba García Rovira, que se encontraba en La Plata, Mejía entró en ejercicio de las funciones de Presidente.
Posesionado de su papel Liborio Mejía obró con actividad; reunió una junta de notables; pidió auxilios monetarios el 23 de junio, y el 27 estuvo dispuesto a marchar en contra de las fuerzas de Sámano. Organizó el ejército patriota que se componía apenas de 580 infantes, 30 artilleros con dos piezas ligeras de a 4 y unos 70 de caballería, la mitad veteranos; los demás voluntarios de Popayán, mandados por el valiente Capitán de milicias Juan María Medina, práctico y conocedor de los terrenos del Tambo.
El 28 de Junio salió toda la fuerza patriota de Popayán, por el camino de occidente, con dirección a la Cuchilla del Tambo. En el Alto de Ríohondo fue atacada la vanguardia por la avanzada realista al mando del Comandante Simón Muñoz, que se retiró al Tambo, después de algunas escaramuzas. Esa noche acamparon los patriotas en un montículo cerca al pueblo de Piagua, a dos leguas de distancia del enemigo.
Al amanecer del día 29, la avanzada realista se acercó al campamento patriota, pero tan pronto las fuerzas independientes se pusieron en movimiento, aquellas no tuvieron más remedio que retirarse al pueblo y de allí a la Cuchilla haciendo fuego en retirada. El ejército republicano marchó en orden de batalla dividido en dos columnas iguales: la primera compuesta de infantería y caballería, siguiendo por el camino público hacia el pueblo del Tambo, la segunda, compuesta de infantería y artillería, siguió paralela a la primera en dirección a la Cuchilla. Al llegar se encontraron con trincheras construidas sobre la Cuchilla con terraplenes muy sólidos de más de siete pies de altura y cuatro de ancho, en forma de pentágono irregular, protegidas por una fosa aun sin terminar cuando se trabó la batalla.
A una señal impartida, las dos columnas republicanas arremetieron enérgicamente contra las barricadas donde fueron recibidas con una lluvia de metralla. El abanderado Delgado y Scarpetta, de la primera columna, tomó una trinchera y clavó en ella la bandera de Colombia, después de lo cual se retiró. El valiente capitán de Antioquia, José María Pino, dio orden al Teniente José Hilario López, (después General y Presidente de la Nueva Granada) y al Alférez Diego Pinzón para que con diez soldados tomaran un cañón que los realistas habían colocado en el extremo de una trinchera y causaba mucho daño. Así lo hicieron los intrépidos patriotas, quedando muertos, acribillados a fogonazos al pie del parapeto, los diez soldados y herido Pinzón y contuso López, quienes fueron hechos prisioneros y conducidos ante la presencia de Sámano.
El desigual combate duró tres horas de recio batallar entre un puñado de héroes que luchaban contra fuerzas tres veces superiores, atrincheradas, ofrendando sus vidas sin obtener la menor ventaja.
En lo más tenaz del combate y hallándose el ejército patriota completamente diezmado por la metralla, pero rebozante de valor y entusiasmo, fue atacado por la retaguardia por un escuadrón de caballería que se había quedado oculto en un bosque cercano esperando el momento oportuno de arremeter.
¡Aquí la matanza fue horrible!
Los patriotas se vieron atacados a la vez por los feroces lanceros patianos. Este hecho consumó más que una derrota, fue un honroso sacrificio de los patriotas sin ceder el campo glorioso, más digno de ellos que de los vencedores, en atención a la osadía, al arrojo y al valor con que lo disputaron.
El resultado de la batalla de la Cuchilla y sus consecuencias, fue la derrota de los patriotas en la Cuchilla del Tambo que eclipsó el astro de la libertad de la Nueva Granada, y la patria perdió a sus más bravos defensores, en momentos de suprema angustia.
Ese campo glorioso, sólo comparable con las Termópilas donde cada patriota fue un Leonidas, quedó empapado con la sangre de 300 muertos, 78 heridos, 240 prisioneros, y toda la artillería, municiones, equipos y tres banderas fueron para los realistas el trofeo de la victoria.
El Coronel Liborio Mejía, espada en mano, haciendo proezas de valor, con Linares y Ortiz y unos pocos soldados de caballería que no entraron en la pelea, pudieron escapar pasando a las dos de la tarde por Popayán, donde su llegada sembró la consternación y el dolor, siguiendo con dirección a la Plata por el camino de Guanacas.
Por su parte, Sámano ocupó a Popayán el 1º de Junio de 1816. Su entrada no fue de las más solemnes por el terror que se le tenía. Los realistas manifestaban su alborozo, en tanto que los numerosos patriotas se ocultaban en los lugares más recónditos, porque recordaban con horror los actos de crueldad y barbarie del jefe español. El 8 del mismo mes fueron llevadas al patíbulo las primeras víctimas de la Cuchilla del Tambo. En la plazoleta de San Camilo rindieron su vida por la patria los oficiales Prudencio España y Agustín Rosas, junto con dos soldados prisioneros en esa memorable jornada.
El l9 de Agostó fusiló, en la plaza mayor, a don José María Cabal, a don José María Quijano y a don Mariano Matute. El día l9 de septiembre subió al patíbulo don José María Gutiérrez alias el fogoso y días antes había sido hecho prisioneros en la Cuchilla del Tambo, siendo destinados al último suplicio los jóvenes José Hilario López, Alejo Sabaraín, Rafael Cuervo y Mariano Posse, a los que a última hora se les perdonó la vida y se les obligó a servir como soldados en las tropas del Rey.
Para Morillo el triunfo de la Cuchilla del Tambo, fue de tal trascendencia y le dió tanta importancia al Capitán que lo había obtenido, que determinó que éste era el más indicado para continuar el régimen de terror que él había implantado. En consecuencia lo elevó a la categoría de Mariscal de Campo y lo recomendó a la Corte para que se pagasen sus servicios con el nombramiento de Virrey del Nuevo Reino de Granada, que recibió después por real orden el 2 de septiembre de 1817.



HORACIO DORADO GÓMEZ

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