Escrito por Guillermo Alberto González Mosquera
Deben ser muchas las poblaciones de Colombia que ostentan el nombre del Libertador. La nuestra, la caucana, enclavada en el Macizo Colombiano, tiene una historia singular y una localización estratégica. Se llamó primero, El Trapiche, y para la época de la Campaña del Sur, era un pequeño grupo de casas pajizas que dependía de Almaguer, para todos los órdenes de su vida civil y eclesiástica. La regía un cura almaguereño, el Padre Domingo Belisario Gómez, que tenía un ardor independentista que fluía por toda la corriente de su sangre. Recibió a Bolívar con entusiasmo y se puso en la tarea de organizar el avituallamiento de las tropas que emprendían la Campaña del Sur. Consagró, entonces, el lugar, como santuario de la libertad y desplegó su inagotable energía para preparar el gran remate de la independencia americana.
La Gobernación del Cauca, tiene ya en imprenta la biografía del sacerdote patriota, escrita por el doctor Víctor Quintero y realizará su lanzamiento a finales del año, dentro de los actos conmemorativos del II Centenario.A sus inagotables referencias históricas, Bolívar añade su tradición educativa. Buena parte de los maestros del Cauca, o son originarios de la zona o se han educado en sus instituciones pedagógicas. Han colocado y lo siguen haciendo, a la educación en el centro de sus preocupaciones públicas. Así quedó demostrado en el Consejo Comunitario del pasado viernes 2 de octubre, que constituyó todo un ejemplo de civismo, sensatez y madurez política. En este ejercicio de la democracia, cuidadosamente preparado, pero al mismo tiempo espontáneo y racional, los bolivarenses de todas las condiciones y edades, pudieron ordenar una hoja de ruta que servirá para que la Gobernación, el municipio y las comunidades, realicen tareas públicas de beneficio general, sin egoísmos ni protagonismos inútiles.
El liderazgo que posee la alcaldesa, María del Socorro Ruiz, facilita la tarea. La mandataria local está arropada de un merecido prestigio y se ha dedicado a su labor con la pasión creadora y la devoción de un legionario. Por eso la gente la respeta y acata. Ya se ven los resultados: mayor número de matrícula en las escuelas, avance en el régimen subsidiado, programas efectivos para combatir el analfabetismo, abrir cupos para educación post secundaria y un programa para mejoramiento de vías que no tiene recientes antecedentes. No se han descuidado los proyectos productivos, y los alcances sociales en materia de apoyo a la lucha contra la pobreza, la exclusión social y la incapacidad, tendrán que dar resultados en el corto plazo.Mención aparte merecen la cultura y el deporte.
¿Cómo no reaccionar frente a la edificación de la Casa de la Cultura, verdadero núcleo de la sociedad bolivarense, destruida por la guerrilla y hoy en período de reconstrucción? Es un deber ponerla nuevamente en pie, como también terminar los escenarios deportivos que la juventud pide incesantemente.Se están realizando obras por Bolívar, y el Cauca debe mirar con atención sobre esa zona, a la que todos debemos respeto y gratitud por sus luchas para que fuéramos más libres y mejores ciudadanos.
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