EL ALMA DE POPAYÁN
Por: Jaime Vejarano Varona
Diciembre 2009.
Para entender suficientemente lo que es, cuanto ha sido y cuanto representa esta pequeña y gran ciudad en el contexto de la geografía y la historia nacional, es preciso tener claro el concepto de cómo se formó y en qué consiste este ente en su parte espiritual, puesto que no podemos valorarla simplemente por su configuración urbanística, hermosa y armónica igualmente, sino que debe complementarse con su aspecto inmaterial.Esta ciudad ha registrado, a través de su historia gloriosa, cambios sucesivos en su vida cultural, que tuvo especial florecimiento en la segunda mitad del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX. Tras un proceso secular de aquilatamiento y decantación de preclaras virtudes ciudadanas, desde su fundación hasta los albores de la república, produjo en su muy reducido ámbito urbano una impresionante selección de ilustres personajes que la llevaron a figurar con luz y mérito propios aun hasta los linderos del viejo continente: así lo reconoció España que al tenerla como “muy noble y leal ciudad”, la convirtió en Gobernación de un extenso territorio, en Casa de Moneda y en punto de partida para futuras colonizaciones; y Alemania que con el Barón de Humboldt se asombró de los conocimientos que en estas remotas latitudes había intuido en la física, la botánica y la astronomía, el talento de Caldas; y lo reconocieron igualmente Francia e Inglaterra que acogieron las ideas emancipadoras que brotaban del verbo de la independencia, don Camilo Torres: y la Santa Sede Romana al escogerla para erección de conventos en la proyección de sus expediciones misioneras, en la Fundación del Real Colegio y Seminario y elevando a esta pequeña urbe a la categoría de Provincia Eclesiástica y Obispado.
Y con Torres y Caldas y Ulloa, Quijano y Castrillón que fertilizaron con sangre noble la causa de la Independencia; y los Mosqueras y Arboledas; y López y Obando; y Albán y Valencias, Arroyos y Mayas, así como otros tantos varones ilustres que se nutrieron en la savia de su Universidad y del Real Colegio y Seminario, veneros de cultura y sapiencia. Y los genes payaneses que, tras ser fecundados en tierra pubentina, fueron a fructificar a otros lugares de la patria para llegar a producir talentos como Pombo y Silva, ¡vástagos todos de esta ilustre ciudad, como signos de su encumbramiento espiritual!.Y en el pueblo llano … ¡qué de artistas y artesanos: y músicos y orfebres y pintores; cuántos valores humanos en nuestras gentes humildes que lo mismo preparaban su pan-vivir que declamaban estrofas de Anarkos; periodistas y escritores, poetas estadistas y maestros, Ministros de la Iglesia y grandes militares, todos, cuya enumeración corresponder podría a una gran ciudad, pero que era insólita en tan reducido solar! ….
¡Esa era el alma de Popayán.!
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