domingo, 13 de diciembre de 2009
CELEBRACION DE LA INDEPENDENCIA
CRITICA
Por Guido Enríquez Ruiz.
En 1925 el abogado pastuso José Rafael Sañudo publicó, editado en la imprenta de Díaz del Castillo y cía., un libro intitulado “Estudios sobre la vida de Bolívar” que el gobierno conservador de Pedro Nel Ospina se apresuró a recoger para destruirlo. ¿Por qué? Simplemente porque el bien documentado libro de Sañudo decía la verdad acerca del Libertador apartándose de la visión romántica seguida por la historiografía oficial que lo hacía un personaje inasequible, lejano a toda realidad humana y lo convertía en un superhéroe con todas las virtudes y ningún defecto.
Así se procedía con todos los personajes de la burguesía que habían sobresalido en la política y en el ejército para engrandecer cada vez más a la oligarquía gobernante y negar al pueblo siquiera la posibilidad de criticarla.
En nuestro tiempo, aunque no se han abandonado totalmente estos procedimientos, los historiadores serios y los investigadores conscientes buscan desmitificar a los personajes históricos para presentarlos en su realidad y no seguir acostumbrando a la gente a aplaudir continuamente a quienes, lejos de hacer el bien, la están explotando; pues debemos recordar que la historia suelen hacerla y aprovecharla los vencedores, así sean unos bandidos.
Ya para nuestro tiempo la interpretación mitificadora de la historia suele ser contraproducente.
Una anécdota norteamericana dice que una vez el papá regañaba al hijo porque estaba atrasado en sus estudios y le dijo: “a tu edad, Lincoln ya era bachiller”, y le contestó el muchacho: “y a la tuya ya había sido presidente de los Estados Unidos”.
Nos aprestamos a celebrar, el año que viene, los 200 años de la Independencia con respecto a España, porque no ha habido otra, refiriéndonos al 20 de julio de 1810 como el “día de la Independencia”, aunque ese día no fue el comienzo sino de una serie de acciones en favor del gobierno español representado en el Rey Fernando VII y amenazado por el emperador francés Napoleón Bonaparte, como dice el historiador Indalecio Liévano Aguirre: “Los compromisos pactados en la noche del 20 de julio no implicaron, como suele pensarse, una declaración de independencia, sino que ellos se limitaron a institucionalizar el gobierno de responsabilidad compartida entre el virrey y los grandes voceros del estamento criollo”.
En efecto, ese día, luego del conocido incidente del florero y la riña entre el criollo Antonio Morales Galavís y el español José González Llorente, la consigna fue “Viva el Rey y muera el mal gobierno”, con el fin de montarse los criollos en la silla de la autoridad, precisamente los principales representantes de la aristocracia bogotana.
Es decir, que el 20 de julio mentirosamente nos lo ha hecho aparecer la oligarquía colombiana como el comienzo de la lucha por la independencia política, y así muchas cosas más. Las batallas por la independencia vinieron después, con Simón Bolívar y sus colaboradores.
Esperamos que la conmemoración de los 200 años no sea una nueva artimaña para seguir engañado al pueblo. Ojalá los historiadores, periodistas, políticos, comentaristas y todos los que se ocupen de este tema lo hagan con honestidad, patriotismo, seriedad y lealtad a Colombia. Ojalá que las celebraciones con motivo de la Independencia hagan que mejoren las cosas en Colombia y especialmente la salud y la educación. Estas deben ser gratuitas para todos, como en los países que tienen gobiernos honrados.
Todos los colombianos debemos tener iguales oportunidades para poder llevar una vida digna. La salud y la educación deben ser servicios y no negocios y así todas las oportunidades ciudadanas, de otra manera no hay independencia sino sujeción a gobiernos corruptos.
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