sábado, 27 de marzo de 2010

Antonio Nariño





Primer gran intelectual de la Patria, cultor del pensamiento ilustrado en plena dominación colonial y uno de los progenitores del periodismo político con su periódico La Bagatela. Reconocemos a Nariño el haber plantado las primeras semillas de libertad, igualdad y soberanía popular en la conciencia de los neogranadinos (hoy colombianos), al publicar, en 1794, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución Francesa. Eso lo erige en Precursor de nuestra independencia como nación.
Sufrió múltiples vejámenes: allanamiento de su casa, prisión durante diez años en Cádiz y Cartagena de Indias, confiscación de sus bienes y quema de sus libros. Nada logró amilanar su combativo espíritu patriótico.

Al retornar en 1810, tras el Grito de Independencia del pueblo bogotano, su pasión por consolidar la libertad y su ideario político nutrieron la conformación del nuevo gobierno. Aportó las ideas del sufragio universal para que el voto no fuera prerrogativa de la riqueza, como otro despojo más contra los desvalidos de la Nueva

Granada. Desde La Bagatela abogaba por que la Independencia significara para el pueblo algo más que un simple "cambio de amos”. Porque -advierte- “Nada hemos adelantado. Parece que hemos mudado de amos, pero no de condición”.

En la ardua polémica entre centralismo y federalismo, Nariño preconizó la necesidad inicial de un régimen central fuerte, capaz de resistir los inminentes intentos de reconquista española. Pero demostró su sabiduría política y realismo, al proponer, en 1821, un sistema federal como el modelo ideal a seguir una vez conjurado el peligro y consolidada la independencia. Escribió entonces en su periódico Los toros de Fucha:

“…reconocida la independencia por la España, hallándonos sin peligros y con los elementos necesarios, la federación será el áncora de la libertad porque en la extensión de nuestra actual república, y en la tendencia que se nota a la servidumbre, como fruto de nuestros antiguos hábitos, estaremos siempre muy expuestos al abuso".

Sobre los hombros de la rebelión popular, en 1811, Nariño fue designado presidente del Estado de Cundinamarca por la representación nacional. Y al sellarse la independencia, Bolívar lo honró nombrándolo presidente del Congreso de Cúcuta, cuerpo constituyente que promulgó la primera y originaria Carta Fundamental de Colombia.

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