domingo, 3 de abril de 2011

Bicentenario de la Batalla del Bajo Palacé

Coronel Baraya
Gobernador Tacon


Aspecto de la ceremonia del 2 de abril del 2011



Escrito por Especial para El Liberal domingo, 03 de abril de 2011

La primera batalla de la Independencia de Colombia
El monumento y ceremonia que organizó la Gobernación del Cauca

Antonio Baraya Ricaurte, Miguel y Francisco Cabal Varona, Atanasio Girardot, Ignacio Torres Tenorio, Ignacio Larrahondo, Mariano y Manuel Varona, fueron algunos de los héroes del triunfo de esta Primera Batalla por nuestra independencia, donde los realistas fueron derrotados en cabeza del gobernador español de Popayán Miguel Tacón y Rosique. fotos de Martín Anaya/EL LIBERAL

Con la presencia de las delegaciones de los gobiernos de Cauca y Valle del Cauca, entre ellos los alcaldes de las seis ciudades confederadas: Buga, Cartago, Cali, Anserma, Toro y Caloto, se cumplió ayer en horas de la mañana una imponente parada militar para conmemorar los 200 años de la Batalla del Bajo Palacé, descrita en la historia como la primera de las batallas de la Independencia de Colombia. Regina Varona Gaviria Presidenta Fundacaldas La Batalla del Bajo Palacé es el primer campo de combate en el cual los criollos integrantes del virreinato de la Nueva Granada por intermedio de las topas del Coronel Antonio Baraya, pudieron demostrar con creces su espíritu libertario, frente a las tropas realistas comandadas por el gobernador de Popayán, el español Miguel Tacón y Rosique, motivo por el cual sus efectos son de vital importancia y trascendencia para la independencia de Colombia y de su historia. Es el primer escenario neogranadino en el que son abruptamente derrotados los españoles. Las tropas patrióticas, que iban a liberar a Popayán de los realistas, se estacionaron en el alto de Piendamó, un 25 de Marzo de 1811 iniciando la libertad continental. El día 26 de Marzo de 1811, salió el señor gobernador Tacón de su fortaleza, con todo su ejército a las 8 de la mañana. Del punto llamado “El Infiernito” de este lado del río Palacé, divisó al ejército enemigo, cuya vanguardia ocupaba la puerta de Calicanto de un potrero de la Hacienda del Señor Rafael Arboleda, situada al otro lado de dicho río. Desde este punto comenzó a hacerles un fuego infructuoso con artillería de Grueso calibre que lo precedía; los patriotas permanecían impávidos, sin hacer caso de las balas que pasaban por alto. Poco a poco fue acercándose el ejército de Tacón, permaneciendo este en dicho punto de “El Infiernito” hasta que se pusieron a tiro de fusil, y se trabó inmediatamente un obstinado y sangriento combate, que al principio estuvo por darle el triunfo al tirano, porque hasta habían perdido los patriotas un cañón de campaña, que tuvo la osadía de tomárselo el alférez Francisco García, y un cuerpo de caballería se había puesto ya en fuga. Pero en estas circunstancias el intrépido y valiente Girardot se puso al frente del ejército con su impavidez y denuedo, y alentó el ánimo de los soldados, y al mismo tiempo el patriota Miguel Cabal, con sable en mano, contuvo la fuga del cuerpo de caballería, al que hizo volver atrás. La lucha fue reñida recobrando los patriotas no solo el cañón perdido poco antes, sino tomando dos culebrinas del enemigo, habiendo matado en la refriega a los comandantes de Artillería Almarán Moledo, que eran el alma de este ejército realista. La muerte de estos oficiales desalentó a los enemigos, se desordenaron y se pusieron en fuga, y no hubo un jefe de ellos que pudiera rehacer el combate; todos huyeron, y el valiente don Miguel Cabal, acompañado de su ayudante joven caleño Larraondo, hijo de don Andrés, se puso en persecución de los prófugos, para perfeccionar la victoria. En el campo de batalla quedó muerto Almarán, Moledo quedó herido, que pudieron llevarlo al campo en donde murió inmediatamente, y más de trescientos individuos de tropa, murieron en el mismo campo. Por parte de los patriotas a mas de la pérdida irreparable del malogrado Cabal Varona y Larraondo, apenas salieron once muertos y veinte y tantos heridos. “Francisco José de Caldas nos cuenta que Cuatro días consecutivos consumieron a Baraya y sus tropas en formarse un puente y transportar al lado opuesto de este río su artillería. De aquí avanzó Cabal acompañado de los mismos oficiales con el objeto de registrar el terreno y de observar los movimientos del enemigo. Él llegó hasta el Alto del Cofre, desde donde avisto por primera vez las tropas de Tacón. Girardot quedó aquí y Cabal volvió precipitadamente al Cuartel General, informo de todo a Baraya, y le presentó un plan de operaciones para cortar al enemigo. Se sabía que el tirano ocupaba los pueblos de Paniquitá y Totoró, en donde mantenía un fuerte destacamento para impedir la reunión de las tropas de Neiva con las de Baraya. El 27 de Marzo, Cabal acompañado de Torres y Materón, partieron para esos pueblos con el objeto de desalojar al enemigo. El español Tacón, rodeado de viles aduladores, sobre una colina inmediata y fuera del tiro del cañón, confiado en sus fuerzas, olvidado del Dios de los ejércitos y aun blasfemando de su santa Providencia hizo romper el fuego, Baraya y su ejércitos descubiertos y puestos de rodilla en el campo, invocaron la protección del Señor, en cuyas manos está la suerte de las armas y de la victoria. Tres descargas de artillería lanzó el ejército opresor antes de que las tropas federadas pusiesen en ejercicio sus cañones, desde ese momento terrible todo fue valor, todo fue sangre, horror y muerte. Miguel Cabal dotado de impavidez y de un corazón superior a todos los peligros, atravesaba las filas, inflamaba su caballería, corría de derecha a la izquierda, llevaba órdenes, traía avisos importantes al General, y descargaba golpes mortales sobre el enemigo. Una bala le arrebató el ala izquierda del sombrero, otra le deshizo la cabeza de la silla, otra atravesó su caballo; pero Cabal, siempre intrépido, parece que reanimaba su valor con las heridas que recibía del enemigo, y olvidado de los peligros que le amenazaban por todas partes, cuidando mas de la victoria de su propia existencia, así que vio al enemigo desconcertado, conoció y ejecutó el proyecto de apoderarse del puente de Palacé, de cortar la retirada a un amigo que desfallecía, afirmar así el triunfo y la libertad de su Patria. Cuando uno de sus soldados, a su vista, iba a degollar a un cobarde que huía, Cabal grita, detiene el golpe y perdona la vida a ese esclavo del tirano. “Este ingrato, este monstruo, por sus entrañas de tigre, bajo las banderas de Tacón, este vil recompensó la generosidad de Cabal, volviéndole un tiro de pistola que… ¡Ilustre amigo ya no existes! ¡Qué cara es la victoria! ¿Por qué se ha de comprar siempre con la vida a los ciudadanos más ilustres? ¿Por qué no podemos gustar jamás los dulces frutos de la paz y de la libertad? ¿Por qué dolores crueles envenenan siempre nuestra gloria? Pero moderemos nuestro dolor; Cabal murió cubierto de gloria, combatiendo por la Patria. Él arruinó al más cruel de los tiranos que respiran entre nosotros; el dio la libertad a Popayán, aseguró la paz de su Provincia y salió de esta triste mansión por el camino del honor. ¡Sombra respetable de Cabal, que vuestra memoria sea eterna entre nosotros!”. Tacón, sin rehacer sus tropas , cuya perdida era insignificante, pues de mas de tres mil hombres de que se componía su ejército, apenas le faltarían poco más de quinientos entre muertos y prisioneros, llegando despavorido a su campamento, supo la muerte de Almarán, vio morir también a Moledo, y vio los jefes oficiales que llegaban solos y llenos de espanto; no pensó ya en otra cosa que en la fuga, porque le parecía ver cerca a los vencedores, y dijo a todos “Salvémonos del modo que podamos” esto sucedía a las 9 de la noche del día 29 de Marzo de 1811 porque el combate había durado desde las 9 de la mañana hasta las cuatro de la tarde, en que termino la lucha con la muerte de Cabal, y que hizo paralizar los movimientos de los vencedores. De modo que, cuando se celebraba en la ciudad el triunfo comunicado por Tacón, a esa misma hora se hallaban sus tropas arrolladas. Tacón permaneció en su campamento hasta las diez de la noche, viendo llegar a sus soldados de uno en uno sin jefes, pero ni siquiera daba providencia para una reacción, solo pensaba en la seguridad de su persona, aunque lo perdiera todo y aun a su misma mujer, de cuya fidelidad desconfiaba, sin motivo alguno. Tacón se separa de esa señora honrada, quien la dejo esa misma noche, refugiándose ella en el convento de El Carmen. El día 28 de Marzo del citado año hizo su entrada triunfante a Popayán el general Baraya con su ejército vencedor, en medio de las aclamaciones de los patriotas, festejando del mejor modo. Tacón en su fuga a Pasto no pudo llevarse consigo a todos sus palaciegos, y viéndose abandonados de su caudillo, cada uno tomo su partido. El ejército patriota permaneció en el campo de batalla y el 29 salió a acampar muy cerca de Popayán en donde permaneció hasta el 2 de abril que hizo su entrada triunfal en Popayán. Cien años después se levantó un monumento en el sitio de la batalla del Bajo Palacé que dice: “El Cauca a la memoria de los primeros héroes de la independencia suramericana: Baraya, Miguel y Francisco Cabal Varona, Larrahondo, Girardot, Cansino, 28 de marzo de 1811”.

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