sábado, 23 de julio de 2011

RESPETO POR LOS HIJOS GLORIOSOS


RESPETO PARA LOS “HIJOS GLORIOSOS”
Por: Carlos Zambrano Ulloa
czambranoulloa@yahoo.com


Desde hace algunos meses, el Canal RCN transmite, en horario de alta sintonía, una telenovela llamada La Pola. La precede un aviso que advierte las licencias que ha tomado el libretista para contar, a su manera, la vida de la célebre heroína. Hemos visto varias telenovelas anteriores, de la más variada calidad, cuyo tema ha sido la historia.
Aunque leí la advertencia preliminar, pudo más mi afición por la historia, y decidí seguirla.

No discuto la calidad técnica de la telenovela, porque ignoro el tema. Pero, como no conozco reacción local alguna sobre el tratamiento denigrante que dan en el argumento a dos ilustres próceres popayanejos, decidí volver a ocupar esta columna, cedida, generosamente, como siempre, por El Liberal.

Comparto la conveniencia y la necesidad de reconstruir, contar y recrear el pasado, siempre que se haga con base en la verdad. No me incomoda que el libretista eche a volar su imaginación y entreteja en su entorno una novela. Así lo hicieron grandes novelistas que recrean la historia, quienes incursionaron, para nuestro deleite, en ese género tan grato, como Stefan Zweig, Dumas, Madarriaga, Galdós y Unamuno. Sin dejar de citar en esta apresurada e incompleta lista a García Márquez, Vargas Llosa y, al excelente escritor popayanejo Víctor Paz Otero. Todos ellos agregaron informaciones a nuestros conocimientos y, seguramente, como lo fue en mi caso, estimularon mi afición a incursionar en el pasado de los pueblos y de los hombres que contribuyeron a construirlos. Pero lo hicieron con honestidad, con objetividad y con rigor. Que es lo que le falta al panfletario libretista de La Pola.

Su relato es falso, sesgado, irrespetuoso, acomodado a concesiones cobardes, que privilegian el interés económico del medio, en su desaforada competencia por cautivar audiencia. La historia de un pueblo no puede ser contada por un caricaturista mediocre del pasado patrio, empeñado en falsear hechos, en torcerle el cuello a la verdad, en pisotear en forma irreverente y deliberada la vida de grandes mujeres y hombres que contribuyeron, al precio de su vida, a construir Colombia. Enmascara y disimula mal sus perversas intenciones, camuflado en la actuación de buenos actores y en los recursos prodigiosos de la televisión moderna.

Con la complicidad de un canal privado, como RCN, al que sólo le importa, con fines comerciales, registrar sintonía, esa parece ser la finalidad que pretende el libretista, con la personalidad y las intenciones de su participación en las luchas por la independencia, de Francisco José de Caldas y Camilo Torres, quienes rubricaron, con su sangre y su martirio, la honestidad de su compromiso con la causa de la libertad. Quienes no conocieron su gesta y se informan por la telenovela, deben haber concluido que fueron ellos un par de peleles y mequetrefes, motivados por intereses subalternos. No!. Esos no fueron ni Caldas, ni Torres!

Los gobiernos departamental y municipal están instituidos, también, para hacer respetar nuestra historia. El Gobernador González la conoce, y nació aquí. Pero, hay Alcalde?...
Si se han manifestado en alguna forma que, por cierto, no ha trascendido más allá de la parroquia, simplemente agrego estas palabras a las suyas de protesta.

czambranoulloa@yahoo.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy de acuerdo con el artículo. Esto sucede porque, para bien o para mal, las leyes del mercado permite la realización de versiones noveladas de la historia ¿y qué dicen los historiadores? No conozco de ninguna queja formal. Por otro lado ¿quién cuenta la historia? ¿cuáles son sus motivaciones? ¿qué del presente se pretende justificar mediante una representación del pasado? ¿a la gente realmente le importa esta discusión? Las respuestas podrían resultar desoladoras...