jueves, 20 de octubre de 2011

cuento ganador V Concurso Departamental de Cuento

EL ZAPATO QUE NO QUERÍA SER ZAPATO

CUENTO GANADOR

CATEGORIA ESTUDIANTES

AUTOR:MARIO ALBERTO DULCEY IDROBO

INSTITUCION EDUCATIVA DE CHISQUIO

Esta es una historia, como ya lo dijimos, de un zapato que aburrido de ser tantos años una triste pieza de calzado, decide embarcarse entonces, en un mundo donde cambia radicalmente su vida.

Desesperado ya por dejar su vida, salió diciendo:

- Al ser mi vida un gran fracaso

Salgo de ella para buscar otro futuro

Para ver si me aseguro

O que tal vez me llegue el ocaso.

Salió entonces el zapato sin rumbo alguno, buscando algo mejor que le sirviera y le ayudara a dejar atrás su anterior vida. Entonces empezó a pensar a qué podía dedicarse y dijo que podía empezar siendo una media, ya que ellas eran muy privilegiadas y él las admiraba mucho por su fácil trabajo. Así, ya no tendría que vivir arrastrado por el suelo, tendría menos trabajo e iba a estar más cómodo. Eso fue lo que pensó el zapato.

Y así fue, el zapato fue media por un día y al terminar la jornada, él se dio cuenta de que ser un calcetín no era lo suyo. Se sentía muy apretado, con mucho calor y sobre todo, sentía que había perdido su libertad.

Al zapato no le había ido bien en su primer intento, pero muy optimista decidió seguir luchando e intentando lo que fuera su destino.

Esta vez se le ocurrió ser un pantalón, un largo, cómodo y suave pantalón. Podría ser muy bueno, así podría ser más libre, eso era lo que él quería y como calcetín, no consiguió. Además, no tendría que ser sometido al maltrato de andar por el suelo. En fin, lo que siempre había soñado, podría hacerse realidad convirtiéndose en pantalón.

El zapato hizo todo lo posible por convertirse en un pantalón, compró su tela, buscó un costurero e hizo muchas cosas para ser un elegante pantalón.

Al otro día, el zapato se sentía muy orgulloso de sí mismo, porque sentía que había encontrado su profesión y empezó entonces a trabajar como pantalón. Al finalizar el día, el pantalón se encontró muy desilusionado. La vida de pantalón no era lo suyo, no era lo que él imaginaba. Al parecer, era más dura de lo que creía.

En primer lugar, empezó mal su día, su dueño, sin querer, le derramó un café encima por lo que el pantalón se quemó. Tuvieron que lavarlo y secarlo a punta de plancha, una plancha que estaba tan caliente, que el pantalón sentía como si se estuvieran derritiendo y como si fuera poco, tenía que estar atado a una correa todo el día. En fin, nada había salido como él quería.

El triste zapato, cansado de su jornada de trabajo, no sabía qué hacer, era tanta la tristeza que sentía al no haber encontrado lo que quería para su vida y lleno de rabia decía:

- ¡Por Dios! Soy un fracasado.

Al dos veces haberlo intentado

.

Estas palabras acompañadas del llanto que bajaba por la maltratada piel del cuero del zapato, eran el reflejo de que hasta ahí llegaría, que ya no podía más y que todo el trabajo había sido para nada.

Esa misma noche tuvo un sueño en el que las cosas cambiaban. Soñó que ahora se convertía en una camisa y que todo lo que hacía le salía bien, tan bien, que duraba así por muchos años.

El zapato tomó el sueño como una señal, una señal que le decía que no se rindiera porque todo podría ser mejor y que siguiera intentándolo e intentándolo hasta lograr su objetivo. Así que el zapato, no muy efusivo, dijo:

- No me queda más que intentarlo

Tal vez tropiece y vuelva a caer

Quién quita que yo pueda lograrlo

Pero si me caigo, levantarme, no lo voy a hacer.

Y rifando así su vida entre un SI y un NO, se fue el zapato, en el fondo sabía que iba a fracasar, pero su corazón le tenía preparada una sorpresa, pues sabía que ese sueño no podía ser en vano y que podría ser el aviso de algo muy importante.

Ya comenzando el otro día

Salió el zapato contento

Preparado, sagaz y atento

Y muy lleno de alegría

Esperando ya que la vida

Le diera una anhelada sorpresa

Y que sacara de su cabeza

Aquel pensamiento de herida.

Eso era lo que creía

Y empezó mi amigo su jornada

Al finalizar el día

Encontró lo que tanto esperaba.

Nuestro amigo, se encontró con que al fin le había ido bien en algo, la vida como camisa era espectacular, tenías muchas cosas, libertad- algo primordial- respeto de los demás y sentía que sí lo querían y eso para él era algo muy importante.

Pasaron muchos días, el zapato ya empezaba a acostumbrarse a ser camisa, se sentía muy contento porque se había divertido mucho. Él nunca creyó que el futuro le hubiera preparado esto y lo que menos pensaba era que el destino le tuviera preparada una sorpresa más.

En uno de esos días de trabajo, conoció a una hermosa zapatilla, era lo más lindo que había visto y acerca de ella decía:

- Cuando menos lo pensaba

Cuando me levantaba de la ceniza

Llegaste tú con tu sonrisa

Esa que tanto iluminaba

Esa que con la mirada

Brillaba como una estrella

Y hacía su mejor concierto

Porque como tú, no hay más bella

Y créeme, porque lo que digo es cierto.

El tan enamorado zapato, no sabía qué hacer, porque siendo una camisa no podía conversar con ella. Encontrándose en tal encrucijada, de no saber si seguir su vida de camisa y dejar que su amor y el amor se le fueran, o regresar a su vida de zapato, una vida menos cómoda, pero que le ofrecía más oportunidades con aquella zapatilla de la que estaba enamorado.

Al fin, el zapato decide dejarse guiar por el corazón y vuelve nuevamente a ser el zapato de antes, porque muchas veces “el amor lo puede todo” y cuando hay amor, no falta nada. Eso fue lo que llegó a pensar el zapato para tomar esa decisión y sobre todo, por la razón más grande del mundo, poder ser parte de la vida de la hermosa zapatilla.

Al zapato como zapato, le fue muy bien, empezó a charlar con la zapatilla, empezaron a conocerse más y luego de un tiempo se hicieron novios. En una de sus conversaciones la zapatilla le dijo:

- Un día, un hombre estaba por salir a la calle urgentemente, no sabía qué hacer; no tenía medias, pero no eran necesarias, buscó su pantalón y estaba mojado, ni modo, tuvo que salir en pantaloneta. Luego, fue a buscar su camisa pero se encontró con que estaba manchada, pero al hombre sin importarle nada, salió así.

Al salir, se dio cuenta de que no tenía calzado, pensó en salir descalzo, pero no, podría maltratar sus pies. Así que buscó y buscó sus zapatos hasta que los encontró. Por fin el hombre pudo salir, sin medias, sin pantalón y sin camisa, pero nunca sin zapatos.

Aunque no lo creamos, esos desbaratados y tal vez pueden pensar que inservibles zapatos, sirven mucho. Sin ellos no se sabe qué sería de nuestros pies. Ellos los cuidan, los protegen del calor, del frío y de que nada malo les pase.

El zapato, después de escuchar esto, se sintió muy feliz y ahora más ilusionado y enamorado que nunca, decide seguir viviendo con ella.

Este cuento que inició con un zapato que no quería ser zapato, termina con un zapato orgulloso de lo que es y ahora más que nunca quiere seguir siendo un zapato.

Autor: Mario Alberto Dulcey Idrobo

Institución Educativa de Chisquió, Tambo


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sintiendome muy orgullosa por conocerle,agradezco la oportunidad de permitirme reflexionar a través de su maravilloso cuento, el reconocer lo que soy, tengo, y puedo llegar a ser.
Felicitaciones lo mereces todo.
Yenny Urbano

Anónimo dijo...

El cuento me permite analizar sobre nuestra vida, saber que es muy valiosa y que cada uno fuimos creados especialmente para algo especifico,que cada persona es muy valiosa y a valorar todo lo que soy y todo lo que tengo...especialmente a las personas que hacen parte de mi vida... y por ultimo que despuésde que el zapato anduvo tanto tiempo buscando su felicidad, al encontrarla volvio a ser lo que habia sido desde el principio por amor. Melissa Ruiz

Anónimo dijo...

Cordial Saludo:
Gracias A Su Cuento Aprendi Un Poco Mas A Cerca De Como Valorar Nuestras Vidas Como Seres Humanos A Tener Sentido De Pertenecia Con Las Cosas Que Se Nos Ha Dado En Nuestra Existencia Y Nos Sirve De Reflexion Para Ver Que Nuestras Vidas Desde Otra Perspectiva Positiva
Camilo Giron