domingo, 9 de diciembre de 2012
EL GRIGO
lunes, 7 de noviembre de 2011
FINALISTA V CONCURSO DEPARTAMENTAL DE CUENTO
FINALISTA V CONCURSO DEPARTAMENTAL DE CUENTO
Gloria Fabiana Andrade Montenegro.
ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE POPAYAN
BIG, LA 16-08
Iba yo sobre una banda cuando me di cuenta de que a mi alrededor habían más personajes. Pero era algo tan curioso, porque todos eran iguales a mí y me llegaron al instante varias preguntas ¿Quién soy yo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es mi misión en este mundo? Miré al piso y esa banda de caucho me llevaba a una velocidad no muy prudente, miré hacia el frente y miles iguales a mí, se perdían en el horizonte. Miré hacia atrás y miles iguales a mí, me seguían. Fue entonces cuando sobre mi cuello observé una marca que decía “Big” y supe de inmediato que ese era mi nombre. Entonces, rompí mi timidez y mi silencio y le pregunté a la compañera que iba adelante:
- ¿Cómo te llamas?
- Me llamo “Big” ¿Qué otro nombre creías que tenía? Me dijo.
- Y la que viene atrás ¿También se llama “Big”? Pregunté de nuevo.
- Obvio ¿A ti qué es lo que te pasa? Respondió.
- La verdad es que no sé quién soy ni qué hago aquí ¿Será que tú me puedes decir? Le dije.
- Yo no tengo tiempo para esas cosas, respondió.
Inmediatamente se me acercó la que estaba detrás de mí y me dijo en voz baja:
- No le hagas caso, ella siempre es así. ¿Ves la estación del frente, a la que estamos a punto de llegar?
- Si claro, ¿por qué? Pregunté.
- Esa es la entubadora, me dijo.
- Y eso ¿Qué es? Pregunté de nuevo.
- Es el lugar en el que nos llenan de un dulce de néctar, que nos llega hasta el cuello y que nos vuelve deseables para todo el mundo. Quédate en silencio, cuando salgamos de la estación seguiremos hablando, me dijo.
Al llegar a la entrada, pasamos una cortina, el piso empezó a temblar y yo empecé a girar como si estuviera bailando, todo el cuerpo me vibraba. De repente, algo agarró mi cabeza y sentí que un dulce néctar bajaba por todo mi cuerpo. Volví a pisar la banda que me transportaba y me sentí mareada. Mi compañera gritaba de alegría, preguntándome:
- ¿Te diste cuenta de la sensación tan agradable?
- No sé dónde está lo agradable, le dije.
- No seas tan aburrida, me dijo, y prepárate porque en la siguiente estación, nos pondrán un sombrero muy bonito.
Volví a sentir la misma sensación al pasar de nuevo la cortina, me tembló todo el cuerpo, empecé a girar, pero esta vez más rápido, algo me agarró de nuevo y puso sobre mi cabeza un sombrero, que por cierto, estaba muy ajustado.
Cuando salí de allí, me di cuenta de que llevaba mi nombre “Big”, al igual que la que iba adelante y de la que iba atrás, pero con una diferencia, un número que no era igual en todas. Mi nombre decía, “Big L-1608”, el de la de adelante “Big, L-1607” y el de la de atrás “Big L- 1609”. Al darme cuenta de esto, grité emocionada, definitivamente no era igual a las demás. Sí había una diferencia, yo era la única “Big L-1608”.
- Deja de gritar como loca y prepárate para la última estación, me dijo mi compañera.
Llegué por última vez a una cortina, mi cuerpo empezó a vibrar y empecé a girar de nuevo, sentí que algo se deslizaba por mi cuerpo y cuando salí de allí, me di cuenta de que un hermoso traje me cubría. Estaba lleno de colores vibrantes, de letras y de dibujos muy hermosos.
- Qué lindas quedamos ¿No te parece? Preguntó mi compañera.
- Sí, pero ¿Cómo se llamaba esa estación? Pregunté.
- ¡Ah! El rótulo, dijo ella.
- Esa es la estación que más me gustó, quedé como para una fiesta y para que todo el mundo me aplauda.
Mi compañera atinó a decir:
- Prepárate, porque la aventura apenas empieza.
Rápidamente salí de la banda y me alinearon con otras cinco compañeras, nos acomodaron en un vehículo y partimos a rumbo desconocido.
Llegué a la Ciudad Blanca de Colombia, Popayán, y nos dejaron en una súper tienda y casi sin dejarme descansar de semejante viaje, alguien me acogió entre sus manos y de inmediato me quedé dormida.
Cuando desperté, me encontré en medio de una fiesta., estaba a lado de una gran torta y todo el mundo aplaudía a la vez que gritaban un hermoso nombre, Gloria. Pues sí, me encontraba en una fiesta hecha en honor a una bella niña de cabello rizado, ojos grandes y brillantes y un rostro angelical.
Fui el deleite de toda la fiesta, todo el mundo me pedía y algo extraño sucedió en mí. Cuando terminó la fiesta me sentí vacía y pronto me di cuenta de que mi vida estaba llegando a su fin. Junto a otras botellas fui a dar al fondo de una caneca de basura, se apagaron mis sueños, mi vida parecía muy corta y sin un destino que cumplir. Me entró el desespero y rogué a Dios que esto cambiara.
Llegó el amanecer con el grito de aquella niña dulce y tierna:
- Mami, Mami, no olvides que hoy tengo que llevar una botella vacía al colegio ¿Te acuerdas de la tarea que nos dejó la profesora Edy Janeth?
- No, recuérdame tú, dijo su madre.
- Necesitamos una botella vacía para llenarla con los empaques de los dulces que comemos y así aprendemos a no contaminar el medio ambiente. Esa botella nos servirá después, no sólo para recordarle a las demás personas que no deben arrojar basura al piso, sino también para decorar nuestra huerta.
Al escuchar esto, mi corazón empezó a palpitar fuertemente, supe entonces que yo había nacido para ser alguien en la vida y desesperadamente empecé a salir del fondo de la caneca. No sé cómo lo hice, pero lo logré, alcance el borde cuando escuché que la mamá de Gloria decía:
- Yo boté todos los envases en la caneca azul, ve a ver si encuentras uno.
Sólo pasaron unos segundos, cuando vi a Gloria frente a mí y con sus manos agarró dos botellas, las puso frente a sus ojos y asustada pensé que iba a perder la oportunidad de llegar a ser más que una simple botella. No sé cómo lo hice, pero salté de la caneca antes de que ella escogiera y cuando me di cuenta, los ojos de gloria reposaban sobre mí. Soltó una de las botellas que tenía en las manos, se dirigió hacia a mí y me agarró. Yo creo que mi traje la deslumbró, me miraba y me miraba, miraba la otra botella y volvía a mirarme a mí. Una decisión eterna, pero al final me escogió a mí, me llevó a su cuarto y me empacó en su mochila.
Nuevamente regresé a la vida, tenía un propósito y empecé a soñar de nuevo. Gloria se subió al microbús, se sentó junto a una ventana y yo me encontraba a su lado, sentí entonces que el viento me envolvía. Era una mañana hermosa con el cielo azul profundo y llegamos a la escuela que estaba llena de jardines con flores muy hermosas y decenas de niños, con el mismo uniforme que llevaba Gloria, que correteaban por todas partes.
Entramos a su salón y pocos minutos después entró la profesora Edy Janeth, preguntando:
- ¿Trajeron la botella que les pedí la clase pasada? Recuerden que cada envoltura que encuentren deben guardarla en ella y cuando esté llena, la vamos a revisar para que hagan parte de la entrada de la huerta.
Pasaron unos días y algo extraño volvió a suceder en mí, resplandecía con cada envoltura que me llegaba, ya estando repleta brillaba con fulgor gracias a mis múltiples colores. Era un traje muchísimo, muchísimo más hermoso que el del rotulado. Recordaba la banda, a mis compañeras todas igualitas a mí y hoy, yo era diferente a todas ellas y mi fin no era una caneca de basura.
De pronto escuché unos aplausos, entonces me di cuenta de que estaba rodeada de muchos niños, Gloria me tenía en sus brazos y la profesora le decía:
- Que botella tan hermosa, que cantidad de colores tan brillantes.
Entonces la niña respondió:
- Si profesora, lo extraño es que son simples envolturas, pero al llegar a la botella sus colores se encienden y mire cómo resplandecen.
Y la profesora contestó:
- Cierto, que botella tan brillante, la pondremos en la parte principal de la entrada de la huerta para que todo el mundo pueda verla.
Y así fue, hoy me encuentro en la entrada de la huerta y vivo rodeada de lindos pajaritos, árboles frutales, plantas y flores y el viento me susurra al oído, y soy testigo de hermosos amaneceres. Despuntando el día, me embeleso con los bellos colores que tiñen el atardecer. Al final, me refugio en la noche a lado de luna, colmada de felicidad, porque llegué a este mundo a cumplir una misión, la de concientizar a las personas de que no deben contaminar más el medio ambiente.
miércoles, 26 de octubre de 2011
MARIO ALBERTO DULCEY IDROBRO, GANADOR V CONCURSO DPTAL. DE CUENTO
Ella es la mujer que le dio vida a Aura
fuente:
http://www.agendapropia.com/index.php/historias/perfil/303-ella-es-la-mujer-que-le-dio-vida-a-aura
La semana anterior, la Gobernación del Cauca a través del programa Caucanízate, realizó la premiación del V Concurso Departamental de Cuento, en el que participaron estudiantes y docentes de la región. Alexandra Molina, profesora del Instituto Niño Jesús de Praga, ganó en una de las categorías.
Por: Silvana Bolaños Torres
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"En otros tiempos solías regañarme con esos ojos de almizcle fresco, sentarte en la silla grande, levantarte, contonear las caderas, caminar lento y regresar al cuarto, entrar al baño, soltar el agua demasiado caliente, limpiarte la piel del sudor y del sexo." (Hilos de Aura)
Ale, como algunos amigos le decimos cariñosamente a Alexandra, siempre está revoloteando por la habitación. Es casi imposible mantenerla quieta. Trata de organizar sus cosas, pero eso sí, nunca lo logra del todo; busca libros, casi siempre su última adquisición, para decirte que después te lo prestará; entra al baño; cuenta todas las nimiedades del día como si fueran realmente trascendentales; le gustan los detalles de las historias y trata de hacerte dibujos mentales siempre que las narra.
La conozco desde hace un año, o más. Antes la había visto por los pasillos de la Facultad de Santo Domingo, en la Universidad del Cauca, donde ambas estudiamos Comunicación Social. Ella, Alexandra Molina, iba dos semestres atrás, y más que caminar, me daba la impresión de que se sentía como en una pasarela, era puro estilo esa chica. Me bastó una sola charla con ella para entender que sabía hacer mucho más que contonear sus caderas, así, como Aura, el personaje que la hizo merecedora del primer lugar en la categoría docentes del Quinto Concurso Departamental de Cuento.
No era la primera historia que Ale escribía. Empezó con su propio diario, pero tal vez gracias a Aura entendió que para una mujer de padres ausentes, que creció en medio de nanas, la escritura era la manera de acompañarse, de reinventarse, de construirse, de vivir y morir como lo hacen los personajes.
"Creías en las palabras, en los libros, en las fotografías de las plazas. Aura, te gustaba el silencio, la lealtad. Yo no te engañaba del todo mi amor, me gustabas más tú con tus acertijos. No te mentía, eran una suerte de racionamientos para el invierno, para tiempo de frío."
A Ale le gustan los paseos en bicicleta, de hecho, ese es su medio de transporte; le gustan los atardeceres rojos y siempre que caminamos juntas y ve en las vitrinas o la calle algo que le agrada, pone cara de niñita sorprendida, lanza un gemido pequeñito acompañado de un puchero y dice: "ay, mira, ¿no te parece muy bonito?". No siempre me lo parece, pero igual le digo que sí, que está lindo.
A veces pienso que Ale añora su infancia en Belén, Nariño. La llevaron desde Popayán cuando tenía apenas tres años. Disfrutaba correr por el campo y jugar con sus amigos a cosas tan peligrosas como lanzarse de la terraza. Por peripecias así se ganó muchos regaños de su madre, María Jesús Molina.
El dos de diciembre de 1993, cuando tenía cinco años, Alexandra colgó de un palo de escoba un calzón rojo de su mamá y salió con su amiga Natalia por las calles del pueblo a gritar: "mataron a Escobar, mataron a Escobar". Lo acababa de ver en las noticias, habían matado al narcotraficante antioqueño Pablo Escobar, y a ella, en medio de la algarabía por la noticia, lo primero que se le ocurrió fue salir a exhibir la ropa íntima de doña María Jesús.
"De repente no era tu vida. No ibas en serio cortando flores y risas. Ya no querías campanas ni narices rojas de payasos ni miradas ni promesas ni te hacía frío ni eras joven. Ya no podías ir en serio."
Oriana Fallaci fue la primera escritora que atrapó a Ale. El libro: Un hombre. Se lo prestó Aida, la mamá de su hermana Eliana. Por eso desde entonces a Ale le gustan los hombres como Alexandros Panagoulis, el poeta y líder de la revolución griega, protagonista de la historia de la periodista italiana. "Hombres en contravía, de respuestas rápidas, con historias para contar, bohemios, hombres de aventuras", dice Ale.
Por eso también, a Ale le gustan los escritores que pueden mostrar la humanidad de los personajes, sus tormentos, su entraña; como Kafka y su Gregorio, como Hesse y su lobo estepario, o Eco y su Guillermo de Baskerville.
"No te aflijas más Aura, déjame sanarte, no llores. ¡No te sueltes así Aura! No te ahogues, no te arranques."
"Hilos de Aura" nació una agobiada mañana, en las manos de Ale. Uno de esos días en que necesitaba la excusa de la escritura para desaparecer, para sacarse un poco el miedo y la rabia que se apoderaban en ese momento de sus pensamientos. Un día de esos en que, a través de su personaje, ella pudo "morir un poco".
domingo, 23 de octubre de 2011
ACLARACION
ANULADO 3º PUESTO DEL CONCURSO DEPARTAMENTAL DE CUENTO
La Coordinación del V Concurso Departamental de Cuento, se permite informar que por faltas en el cumplimiento de las bases del concurso premiado el 19 de octubre, el Tercer puesto en la categoría estudiantes ha sido anulado.
La Coordinación del Concurso sin eximir su responsabilidad al no detectar el error, reconoce que el jurado fue asaltado en su buena fe. Y una vez consultado con ellos sobre el particular, han determinado que el Tercer Lugar del V Concurso Departamental de Cuento corresponde a la obra “El extraño” de Cristian Esthibel Gómez Campo, de la Institución Educativa José Eusebio Caro, de la ciudad de Popayán.
Atte
Marco Antonio Valencia Calle
Coordinador Programa Caucanizate
20 DE OCTUBRE DEL 2011
jueves, 20 de octubre de 2011
DE EL LIBERAL POPAYAN
El Cauca un cuento que no termina
CAUCA
Bajo esa consigna, este año el Concurso alcanzó su quinta versión en la que 3 mil 500 participantes de 149 instituciones educativas de diferentes municipios aportaron su granito de arena a la conservación de la memoria oral e inmaterial del Cauca.
Las historias que se narraron en esta oportunidad dan cuenta del sentir de niños, jóvenes y adultos (docentes) quienes dando rienda suelta a su creatividad cruzaron la puerta entre la realidad y la ficción, dando vida a las palabras.
Hilda Inés Pardo Mazabuel, licenciada en lenguas modernas; Jorge López Garcés, licenciado en literatura; y Juan Carlos Ávila, director de la Fundación Tehillim, tuvieron la difícil tarea de seleccionar las propuestas que cumplían con las bases del concurso: redacción, estructura, método expositivo y creatividad.
El ganador y los tres finalistas de cada categoría (docentes y estudiantes) fueron galardonados en ceremonia que se realizó ayer en el Salón de Los Espejos de la Gobernación del Cauca, con la presencia del jurado calificador; la secretaria de Educación departamental, Deyfan Silva M.; y Álvaro Grijalba, secretario de Gobierno.
Así mismo, durante el acto de premiación se rifó un video bean entre las instituciones educativas que enviaron la mayor cantidad de cuentos, siendo la I.E. Fernández Guerra de Santander de Quilichao la que se llevó el obsequio.
Entre los asistentes también se sorteó una colección de libros donada por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi una niña finalista del Concurso Departamental de Cuentos.
Categoría docentes
Ganador: Alexandra Molina Trujillo con el cuento Hilos de Aura. Institución Educativa Niño Jesús de Praga.
Primer Finalista: Diego Andrés León con el cuento Mito Rojas. Institución Educativa Granja Escuela Amalaka (Totoró).
Segundo Finalista: Isidora Chito Ijají con el cuento El amor rompe barreras. Institución Educativa San Francisco Javier (San Miguel - La Vega).
Tercer Finalista: Edilma Margot Muñoz Gómez con el cuento Las voces del silencio. Centro Educativo Los Árboles (La Sierra).
Estudiantes premiados
Ganador: Mario Alberto Dulcey Idrobo con el cuento El zapato que no quería ser zapato. Institución Educativa de Chisquio (El Tambo).
Primer Finalista: Gloria Fabiana Andrade Montenegro. con el cuento BIG, L16-08. Institución Educativa José Eusebio Caro (Popayán).
Segundo Finalista: Karen Manuela Trochez Suárez con el cuento Los pequeños valientes de la Institución Educativa Promoción Social (Timbío).
Tercer Finalista: Cristian Gomez, con el cuento: El Extraño. I. Educativa José Eusebio Caro.
Fotos jornada premiación V Concurso Dptal de cuento
Los escritores Juan Carlos Avila y Jorge Lopez, jurados del V Concurso Departamental de cuento, junto a la poetiza Hilda Inés Pardo.
Marco Antonio Valencia, Coordinador del Concurso, Juan Carlos Avila, jurado: Álvaro Grijalba Gobernador Encargado, Deyfan Silva, Secretaria de Educación y Jorge López, jurado.
FOTOS CEREMONIA DE PREMIACION V CONCURSO DEPARTAMENTAL DE CUENTO CAUCANIZATE 2011
Aspecto general de la jornada de premiación del Concurso, donde asistieron estudiantes, docentes, padres de familia y autoridades de la Gobernación para la premiación de la jornada.
FALLO V CONCURSO DEPARTAMENTAL DE CUENTO
ACTA FALLO
V CONCURSO DEPARTAMENTAL DE CUENTO
CAUCANIZATE 2011
Teniendo en cuenta los parámetros dados por las directivas del concurso y una vez analizado los trabajos presentados en las dos categorías como son el de Docentes y Estudiantes y manejando como criterio evaluativo la calidad de redacción, estructura, legibilidad, método expositivo y creatividad, los tres jurados dieron su veredicto.
Al Maestro Marco Antonio Valencia nuestro agradecimiento y admiración por su gestión y excelente labor al frente del V Concurso Departamental de Cuento. Al finalizar las deliberaciones y hacer un análisis en conjunto, el veredicto fue el siguiente:
Categoría docentes
Ganador: Alexandra Molina Trujillo con el cuento Hilos de Aura. Institución Educativa Niño Jesús de Praga.
Primer Finalista: Diego Andrés León con el cuento Mito Rojas. Institución Educativa Granja Escuela Amalaka (Totoró).
Segundo Finalista: Isidora Chito Ijají con el cuento El amor rompe barreras. Institución Educativa San Francisco Javier (San Miguel - La Vega).
Tercer Finalista: Edilma Margot Muñoz Gómez con el cuento Las voces del silencio. Centro Educativo Los Árboles (La Sierra).
Estudiantes premiados
Ganador: Mario Alberto Dulcey Idrobo con el cuento El zapato que no quería ser zapato. Institución Educativa de Chisquio (El Tambo).
Primer Finalista: Gloria Fabiana Andrade Montenegro. con el cuento BIG, L16-08. Institución Educativa José Eusebio Caro (Popayán).
Segundo Finalista: Karen Manuela Trochez Suárez con el cuento Los pequeños valientes de la Institución Educativa Promoción Social (Timbío).
Tercer Finalista: Cristian Gomez, con el cuento: El Extraño. I. Educativa José Eusebio Caro.
C.C: 34.527.591 de Popayán
CC: 14.431.524de Cali
Juan Carlos Ávila,
CC: 76.315.403
CC: 76.306.989 Popayán
cuento ganador V Concurso Departamental de Cuento
CUENTO CATEGORÍA DOCENTES
AUTORA: ALEXANDRA MOLINA TRUJILLO
Si esos recuerdos te perdonaran esta habitación no estaría plagada de muertos y deudas.
Saliste así, como de repente, no me dijiste más. ¿Era broma? Volviste al atardecer. Aura, habías olvidado que el amor se desliza de las manos cada vez que se le aprieta con fuerza. Esa mañana apenas si levantaste la cabeza.
En otros tiempos solías regañarme con esos ojos de almizcle fresco, sentarte en la silla grande, levantarte, contonear las caderas, caminar lento y regresar al cuarto, entrar al baño, limpiarte la piel del sudor y el sexo. Esa mañana de fríos y finales no hiciste nada de eso, sólo tomaste café. Disfrazaste la desnudez con algarabías en ese pelo crespo, tomaste las llaves y saliste.
Un año, ni siquiera un año, diez meses habías estado habitando este lugar en mi cama. Llorábamos y cantábamos. Te gustaba amarrarme a tus ojos, traerme con promesas. Te gustaba fumar y tirar la ceniza en la ventana, no hacías caso del cenicero, eras feliz agarrando los dedos de los niños, las narices rojas y los globos en el circo, los gatos blancos. Te gustaba mirarnos en las ventanas, correr como si todavía fuéramos lo suficientemente jóvenes. Cuánta vida me venía de ti, Aura.
Te gustaba recoger amaneceres sin ropa, levantarte y hacer el amor a esas primeras horas. ¡Qué frío! Decías. Entonces tomabas mis manos, las levantabas, hacías aviones con ellas, las elevabas en el aire para aterrizarlas en tu pecho. Te gustaba el sonido de las campanas, el olor a las azucenas, la arena caliente, los pies descalzos, mirar los frutos amarillos, tu cuerpo tendido, bañarte en azúcar.
Creías en las palabras, en los libros, en las fotografías de las plazas. Aura, te gustaba el silencio, la lealtad. Yo no te engañaba del todo mi amor, me gustabas más tú con tus acertijos. No te mentía, eran una suerte de racionamientos para el invierno, para el tiempo de frío.
De repente, no era tu vida. No ibas en serio cortando flores y risas. Ya no querías campanas ni narices rojas de payasos, ni miradas, ni promesas, ni te hacía frío, ni eras joven. Ya no podías ir en serio.
Pagaste el sepelio, tu propia mortaja, no lo dijiste. Lo tenías pensado. Armaste la idea desde el primer momento, desde esa última pelea que consumaste en silencio. Tres de la tarde, los tarros de quejas y las gotas queriendo entrar, cayendo al abismo. Desánimos continuos como los solías llamar. Se te llenaron todos los tarritos imaginarios mi amor, todos los tarritos de las cuentas por cobrar.
Clara, Eliza, Laura, María, ellas, rondándote por esa cabeza estallada mi amor. No había más amaneceres. Llegaste tarde, ya lo sé, por el embotellamiento, porque te pararon los polis, porque tenías mal humor, maldita música que sonaba tan fuerte, tú y el silencio, tú y los semáforos en rojo. En rojo para todo.
Llegó la tarde con vos a cuestas, te tomaste otro café, tal vez el tercero o cuarto del día, mientras yo leía el periódico. Te levantaste de la silla sin soltar la taza. Vinieron a tocar la puerta, tuve que atender. Comenzaste la procesión en silencio. No podía dejar que te fueras Aura, tenía que llenarme de fuerza. Ese pelo crespo, esas ondas, Aura, siento por ti una pobre palabra que me despedaza las noches. Tengo por ti una piel acabada, se me viene por tu causa al oído un murmullo de mar desnudo, a los ojos un ardor de gestos postrados, a la boca una tormenta de silencios y angustias.
No te aflijas más Aura, déjame sanarte, no llores. ¡No te sueltes así Aura! No te ahogues, no te arranques. ¡Deja de resistir! Esos hilillos de sangre que te corren Aura. No tenías que recurrir a la histeria, ni al miedo, ni a las lágrimas mi amor. Pudo ser menos doloroso. La precisión de mis manos, me siento un poco como Dios, he cerrado tus ojos de almizcle, eres mía. Es el más bello acorde de guitarra, el mejor de los libros. Es justo una experiencia para morir un poco y no tardar.
Autor: Alexandra Molina –
Docente del Instituto Educativo Niño Jesús de Praga